Esta es la linda leyenda que se esconde detrás del que, quizás, podría ser el néctar de belleza ancestral japonés mejor guardado. Conocida como “agua extraordinaria”, Eau de Ki tiene su génesis en la familia japonesa Sasakiuna y su empresa familiar –Sankodo–, que creó la fórmula hace casi 100 años. En su origen, concebida como agua misteriosa denominada Opal Medicinal Water, pronto conquistó al gran público. Un místico concepto de cuidado de belleza global y salud de la piel que condensa el poder de la fermentación de especies medicinales naturales encerrado en un frasco.
Esa prodigiosa receta de belleza, fue transmitida religiosamente de generación en generación por el clan Sankodo desde hace casi un siglo. Una composición que ha ido evolucionando y ha sido perfeccionada hasta llegar a ser el elixir de belleza que es hoy: Eau de Ki. Que nos invita a descubrir una visión del cuidado cutáneo basada en la capacidad de regeneración natural de la piel. Como el fluir del agua clara de una fuente inagotable, Eau de Ki simboliza la eterna juventud. Igual que el concepto que le da nombre: ‘Ki’ (Qi, según la filosofía china), energía vital, el elemento esencial de la creación del mundo.
El secreto de Eau de Ki es que se elabora a fuego lento, en tinajas de terracota –Nanbangame–, según un antiguo ritual japonés que se toma su tiempo, similar al que se utiliza para producir el sake. La maceración se convierte lentamente en fermentación alcohólica y tarda casi un año en completarse hasta obtener la quintaesencia de la sinergia botánica. Ese largo proceso de fermentación, permite que los componentes se mezclen biológicamente, desarrollando así una nueva estructura molecular de menor peso molecular (por tanto, con mayor poder de penetración). Gracias a este néctar, Eau de Ki se ha convertido en producto ‘de culto’, no solo en Oriente, sino en buena parte de Occidente, por su capacidad para devolver a la piel su jugosidad y lustre.

Los 12 jinetes de la transformación cutánea
Contiene ocho mágicos ingredientes medicinales asiáticos: Jujube o azufaifo, el dátil rojo chino, uno de los imprescindibles en las recetas de belleza asiáticas por la creencia de que retrasa eficazmente el proceso de envejecimiento. Activa la renovación celular y mejora la elasticidad y firmeza de la piel. El ginseng, el tesoro de la cosmética coreana que cada vez se aprecia más en Occidente por ser una raíz tónica que aporta energía (activa Qi) y ser rica fuente de nutrientes y antioxidantes que reparan el daño celular. Reduce la inflamación, controla la hiperpigmentación al inhibir la producción de melanina y mejora la textura de la piel minimizando líneas de expresión.
Junto al Reishi, el hongo de la longevidad que más buzzing está generando en entornos beauty, estimulan el sistema inmune de la piel y refuerzan la función barrera. Polyporus umbellatus, el gran descubrimiento detox, un hongo único drenando los tejidos, con gran acción detoxificante. Raíz de Lirio de los Valles, aclara el tono de la piel y mejora la textura. Rizoma de Cnidium, acondiciona y embellece. Y la preciada peonía china, con sus interminables virtudes para la belleza cutánea (antioxidante, iluminadora, nutritiva…) que, además, contiene paeonol, una sustancia de propiedades calmantes. Un remedio para pieles sensibles y reactivas, unido al glicirrizato dipotásico de la raíz de regaliz, desinflaman y calman la irritación.
Del elenco botánico occidental, destacan cuatro especies aromáticas: agua de rosas, que le otorga acción calmante además de su reconfortante aroma. Romero, abedul blanco y flor de tilo. Un tropel de héroes seleccionados con una misión muy concreta: activar y favorecer el Qi (energía vital, función y renovación celular). Promover y renovar sangre, nutriente esencial para la salud, lustre y longevidad de los tejidos. Y equilibrar el correcto flujo de los líquidos. Estabilizar el Yin, según la Medicina China. Ese adecuado equilibrio de fluidos, es la base de la salud cutánea, según las medicinas orientales.

Eau de Ki: un Ritual convertido en Arte
La experiencia Eau de Ki es un ritual de principio a fin. Una liturgia que te invita a saborear cada detalle fuera de la dictadura del tiempo. Desde que abres su fina caja de papel japonés y repasas con los dedos el relieve de sus signos tintados, hasta que adviertes su delicado aroma floral y la frescura que este caldo milagroso deja en la piel. Eau de Ki, nos incita a deleitarnos con la ceremonia de la belleza. Como cualquier arte japonés que convierte lo rutinario en toda una experiencia.
Nos provoca a tomar conciencia de nuestro cuerpo, de nuestra belleza. A recorrer cada milímetro cuadrado de piel sabiendo que su fórmula revitalizadora nos va a regalar equilibrio epidérmico. Eau de Ki se puede aplicar en rostro y cuerpo. En todas aquellas áreas necesitadas de mimo. Zonas hiperpigmentadas, con arrugas marcadas, con las muescas y huellas del paso del tiempo. Incluido el contorno de ojos.
Yo aprovecho para recorrer con un algodón empapado en la loción los grupos musculares. Siempre desde el centro hacia afuera, de abajo hacia arriba. Me paro en los confines del rostro con un gesto de vaivén como queriendo apuntalar mis facciones. Levanto la ceja, elevo el pómulo y redibujo el mentón. La función de este elixir es completar el proceso de limpieza, tonificar y regular el pH de la piel, hidratar y equilibrar con su cóctel medicinal irregularidades de tono y textura. Sin duda, todo un regalo de la sabiduría nipona al servicio de nuestra piel.
Eau de Ki se distribuye en Europa gracias a Shibui Italia (info@shibui-italia.com)
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