Omán te recibe con ofrendas de incienso, esos hilillos humeantes y perfumados que se contonean con orgullo presumiendo por ser uno de los patrimonios más valorados y respetados del Sultanato. No es de extrañar, únicamente en Omán podemos encontrar el incienso Royal Hojari (Boswellia sacra), una de las resinas de mayor calidad y más valoradas en la industria del perfume. Su extremada blancura es el preludio de su refinado aroma, verde y alimonado, con ese matiz balsámico y atávico que parece condensar el origen de los tiempos.
Con una plétora de beneficios curativos y psico-activos (cuando se quema, libera trans-hidro-cannabidiol, la molécula cercana al psicoactivo THC, que promueve estados de introspección y elevada intuición), el olíbano no solo ha sido una de las sustancias más veneradas en las culturas ancestrales, sino en la perfumería moderna. Es una excelente nota de fondo por su capacidad para fijar la fórmula sin alterar demasiado el aroma de otros ingredientes de la composición, además de aportar calidez y complejidad. Royal Hojari es, también, uno de los selectos ingredientes de los que se sirve la casa de fragancias Amouage –otro de los grandes patrimonios del Sultanato de Omán–, para crear sus exclusivas creaciones.

Pero Omán –ese enclave remoto de paisajes contrastados y radicales extensiones montañosas–, no se nutre solo de olíbano. En las regias e imponentes laderas de las montañas Jabal Akhdar, anidan los campos de otro de los grandes tesoros de Omán: Omaní Rock Rose, una rosa fragrante única que solo se encuentra en esos parajes, escarpados e inaccesibles, que tiñen el atardecer con su tonalidad y frescura. Esta rara especie, exclusiva de Omán, confiere a las fragancias un matiz único, con cierto tono cítrico, chispeante y cautivador.
Royal Hojari y Omaní Rock Rose, son dos de los ingredientes únicos y exclusivos con los que ha tenido que lidiar Renaud Salmon, el nuevo director creativo de House of Amouage, cuando decidió instalarse en Omán para empaparse del gran legado de la casa de lujo e insuflarle aires renovados. De esos que dinamizan, pero mantienen intacta la genuina esencia de la marca. La colección Odyssey, Chapter I: Rainassance fue el resultado. La expresión olfativa de Salmon de ese choque creativo y vital que sintió al hurgar en la herencia de la casa y la gran complejidad de Omán.

Crimson Rocks, evoca la majestuosidad de las montañas Al Hajar, con ese horizonte teñido del matiz de la Rock Rose en todo su esplendor crepuscular. Ashore, un floral-solar que representa el impacto en los sentidos que provocan los veranos en la costa de Raz-al-Jinz. Enclave, el aire helado del desierto del atardecer en Musandam. Y Meander, que sugiere las nieblas monzónicas de Salalah. El Khareef, es el nombre que recibe el monzón anual que transforma el paisaje desértico del sur de Omán en un exuberante paraje frondoso con cascadas estacionales. También en Salalah se encuentra el parque natural de árboles de incienso (Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO), un paraje pedregoso y semi desértico donde la arboleda de incienso se extiende a lo largo de 5 km2.
Pero la hazaña no estaba completa sin prestar atención a otro poderoso legado, el de mantener viva una de las formas más antiguas de hacer perfume: el attar, la esencia del arte en perfumería oriental. Lejos de enterrarlo entre polvorientos retazos de lo que pudo haber sido el pasado, Amouage se enfrenta al gran reto de perpetuar la historia de ese extracto de perfume ultra concentrado que antaño tuvo poderes psíquicos y terapéuticos, incluso compitiendo con las férreas normas IFRA (Asociación Internacional de Fragancias), el órgano que regula la fragancia a nivel mundial, que restringe el porcentaje máximo de materia aromática que ha de tener un perfume.

La magia del attar surge por lo que algunos tildan de serendipia. Cuando Nur Jahan o Noorjahan, esposa del emperador Jahangir (Dinastía Mughal, India), acostumbrada a bañarse en aguas templadas con pétalos frescos de rosa, apreció que con el vapor del agua, surgían unas partículas fragantes de la flor, que flotaban en la superficie. La anécdota derivó en el que sería uno de los attar indios más importantes, Gulab Attar, una destilación de rosas en base de sándalo. El attar se puede considerar un arte en sí mismo por su particular forma de fabricación tradicional. Un proceso largo y laborioso que da lugar a esencias concentradas cercanas a la pura ambrosía.
La colección de extractos atáricos de Amouage están entre el concepto de attar y la fabricación del mukhallat (“mezcla”, en árabe), una mixtura de materia fragante ya destilada que da como resultado un jugo con múltiples matices y un perfil aromático complejo, la esencia del perfume de Oriente Medio. Una colección que invita a una de las formas más ritualistas y sugerentes de perfumarse: extrayendo de los diminutos frasquitos su aplicador vitreo –dabber–, para depositar unas pocas gotas en los puntos del pulso. El calor corporal potenciará la alquimia, haciendo de estas composiciones intimistas, un tesoro olfativo para disfrutar en las distancias cortas.
Amber Sogara y Santal Sohar, son las últimas creaciones que se unen a esta exclusiva colección. Una gama que nos permite deleitarnos con la materia prima de más calidad, más costosa y venerada de la perfumería: oud, orris, incienso, rosa, olíbano… Un tesoro olfativo a buen recaudo, gracias al buen hacer, respeto por la herencia y minuciosa atención al detalle de marcas que tienen muy claro de dónde vienen, para saber adónde van…
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