¿A qué huele el arte? Seguro que muchos se lo han preguntado. Parece que nos obstinamos en ponerle olor a todo lo que se menea, desde filmes a elementos tan intangibles como los sentimientos. La labor creativa del nariz encargado de acotar olfativamente conceptos complejos, parece titánica. Si no, que se lo pregunten a los que se han ocupado del nuevo proyecto de la mítica enseña parisina, L’Officine Universelle Buly, con la no menos mítica pinacoteca de la ciudad del Sena, el Louvre, aprovechando la apertura de la boutique efímera que el museo ha inaugurado en su planta sótano. Vaya par de patas para una mesa…

Ocho fragancias divididas en diversos formatos: su mítica Eau Triple (una formulación única sin disolventes ni ingredientes agresivos que permite liberar toda la intensidad del perfume sin resecar ni desequilibrar la piel), velas aromáticas, difusores de alabastro, hojas de jabón y postales perfumadas, intentando desvelar a qué huelen las obras de arte más famosas del mundo (al menos las más legendarias del Louvre) como La Gran Odalisca (Jean-Auguste-Dominque Ingres 1814), La Victoria de Samotracia (S. II a.C.), La Venus de Milo (120 a.C.) o la Bañista (Jean-Auguste-Dominque Ingres, 1808).

Yo siempre he fantaseado con la idea de colarme en una obra orientalista del siglo XIX. No es un secreto que Oriente me fascina, y analizar todos aquellos elementos decorativos, los intrincados bordados, las fastuosas telas, los curiosos artilugios con los que difundían el incienso y otras resinas olorosas, me hechizaba. Por eso, La Gran Odalisca es una obra que siempre me ha cautivado, pensar en cómo puede oler aquella hermosa mujer y toda la escena que la rodea, me parece inquietante. La encargada de hacerlo ha sido la perfumista Domitille Michalon-Bertier, formada en ISIPCA y entrenada en IFF, buenas credenciales para sentar las bases de cómo puede ser en términos olfativos el aroma del arte.

“El satén almizclado y frío del hombro, la cadera y el pecho sinuosos, brilla en la alcoba con los reflejos metálicos de un salón de Oriente, un sueño iluminado. La pimienta rosa de las mejillas perfora el corazón y, debajo de la seda, el incienso del cabello embalsama”, así describe la marca el olor de la odalisca de Ingres. Tentador… La idea de Michalon-Bertier fue ensalzar el olor a piel, a desnudez, como una Grenouille del XXI, que complementó con las especias y el incienso de Oriente. Un proyecto lúdico a la par que sensorial. Estamos a tiempo, la boutique efímera estará abierta hasta enero de 2020.
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