Pienso que la naturaleza tiene su particular manera de comunicarse. Con formas y colores nos dice cuál es su intención. Su misión en la tierra. Por eso la Kigelia tiene aspecto de seno (su extracto se utiliza en elixires para embellecer y agrandar el pecho) o la flor Psychotria, simula unos labios carnosos embadurnados de carmín. Lo mismo ocurre con la flor de hibisco, su intenso color rojo nos indica su afinidad con la sangre, y la suavidad de sus pétalos, su acción nutritiva.

Hasta ahora formaba parte esencial de la imaginería tropical adornando las cabelleras de las mujeres polinesias, pero de un tiempo a esta parte, sigilosamente se ha hecho hueco en el catálogo de extractos imprescindibles para la belleza. Sus virtudes terapéuticas están bien documentadas, la infusión de sus pétalos lleva consumiéndose durante siglos por muchas culturas como bebida medicinal natural. De hecho es conocida como té o infusión de Jamaica, muy popular en el Caribe por su alto contenido en vitamina C y su acción depurativa.
Otro dato bastante estimulante: el té de hibisco disminuye la absorción de grasas. Inhibe la formación de adipocitos, los responsables de los depósitos de grasa localizada en abdomen y piernas. Es perfecto para un paréntesis detox pues es muy diurético, y sus fitonutrientes, limpian y nutren la sangre. Pero si ha logrado la medalla al mérito como tónico femenino es por su capacidad para equilibrar las hormonas, regular el ciclo menstrual y disminuir las molestias asociadas (¿de ahí su intenso color rojo?), de hecho, expertos botánicos como Anima Mundi Herbals recomiendan consumir este delicioso té unos 7 días antes del ciclo para superarlo sin altibajos físicos ni emocionales.

Yo me di al Hibisco por la infusión Rosa de Yogi Tea, y todo fue porque leí un interesante estudio que decía que la flor de Hibisco inhibe la acción de la enzima elastasa, la responsable de descomponer la elastina (la que nos da sostén a la piel), de hecho la llaman “la planta Botox”, además es muy rica en vitamina C (gran precursor del colágeno) y contiene antocianocidos, unos poderosos antioxidantes que nos protegen contra el daño de los radicales libres. Además es antiinflamatoria y sus mucílagos hidratan la piel. Quien diga que a pesar de leer esto nunca sucumbirá al hibisco, simplemente, miente…
A partir de ese momento, todo lo que contenía la palabra Hibisco saltaba como un letrero rojo luminoso frente a mis ojos. Y me di cuenta que de pronto todo lo más “nuevo” contenía hibisco: tés e infusiones, suplementos, brumas faciales hidratantes, serums antiedad… ¿Una nueva tendencia en belleza? ¿O era que el hibisco me perseguía incansablemente poniendo frente a mí todas sus opciones? De Yogi Tea pasé a Mangosteen + Hibiscus de Anima Mundi Herbals (en Europa se puede comprar a través de Ici Selfcare Paris), un tónico herbal de belleza en formato polvo que puedes agregar a todo lo que tomes: zumos, smoothies, infusiones… Yo me hago una de las múltiples interesantes recetas que ofrece la marca, mezclo una cucharada del polvo de Mangostán con Hibisco, otra de leche de coco en polvo y otra de Euphoria (un elixir a base de una mezcla de plantas que estimula el cuerpo y nutre los órganos reproductivos) en agua templada. Es muy reconfortante.

Hay muchas posibilidades, se puede mezclar con agua con gas para conseguir un saludable refresco o con unas gotas de ginebra artesanal para un espiritoso con virtudes medicinales. Las opciones son infinitas.
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