Dicen que cuando regalamos estamos ofreciendo una parte de nosotros mismos. Cargamos ese objeto con nuestra sensibilidad e intenciones, como si fuera una ofrenda llena de buenas vibraciones. El regalo de Navidad perfecto debería tener ese propósito, convertirse en talismán con poderes mágicos capaz de atraer la salud y la suerte. Qué es si no un amuleto…
Eso mismo ha pensado Diptyque con su nueva colección efímera de velas perfumadas para celebrar el año nuevo. Y para hacerlo posible no se podía unir a otro que al gran talento del artista Olaf Hajek, reconocido por sus representaciones de mundos oníricos, inspirados por la confluencia entre mitos, leyendas, símbolos universales, epopeyas y tradiciones religiosas, creando un universo místico con escenas exuberantes que invitan a soñar.
Olaf y Diptyque, para esta Navidad, han decidido concedernos tres deseos viajando al corazón de los amuletos, como si el genio de la lámpara fueran: Protección, Armonía y Fortuna, tres presentes olfativos en forma de vela (Pino Protector, Flora Fortuna, Felicidad Ámbar, 60 €, 190 grs.) que reúnen la imaginería tradicional del fetichismo mágico. Pino Protector, representa las garras y colmillos del tigre, el felino que aleja accidentes y enfermedades y confiere vigor y energía positiva; el escarabajo esculpido en jaspe verde, para mantener lejos a la muerte; el balsámico aroma a pino, asociado a la larga existencia y la felicidad perenne.

Felicidad Ámbar, recoge la tradición occidental de que la armonía dependía de la influencia de los planetas conectados con los elementos, colores, metales, piedras, animales y plantas. Por ello, para fabricar un amuleto se elegía el metal, piedra y color relacionados con el planeta correspondiente y se le añadía un animal, aromas y plantas acordes. En Asia las aves son símbolos de armonía, como la grulla en China; el azul el color del firmamento, símbolo de sabiduría y plenitud; los almizcles, en la filosofía persa, eran el aroma del paraíso, y el ámbar, con su matiz amaderado, recuerda al universo embriagador de las 1000 y una noches.
Pero la que más ha conectado conmigo es Flora Fortuna, puede que nuestra sabiduría interior nos haga inclinarnos de forma automática e intuitiva hacia lo que más necesitamos, pero lo que más me ha atraído de esta fantasía olfativa son sus delicados elementos extraídos de la iconografía hindú, como el elefante, imán de la buena suerte en nuevas empresas, no en vano, Ganesha, el Dios con cuerpo humano y cabeza de elefante, uno de los más reconocidos y representados del panteón hinduista, está considerado como señor de los nuevos comienzos, la superación de obstáculos, la sabiduría, las artes y la inteligencia.

Flora Fortuna está rodeada de Narcisos y tréboles de cuatro hojas, se dice que atraen la buena suerte y la riqueza; de pétalos de rosa, los antiguos adivinos los frotaban entre sus dedos y eran capaces de predecir el futuro simplemente prestando atención a su crujido. La fortuna huele a clavos, quemados antaño en Oriente Medio para purificar el ambiente; y a semillas de anís, que se lanzaban en el sur de Francia a los recién casados para desearles prosperidad. La colección abalorios de la suerte de Diptyque tiene otros objetos interesantes como regalo de Navidad, como la vela Ámbar Carrusel (80 €), repleto de monedas de la fortuna; un calendario de adviento con mini tallas de la marca y amuletos (350 €); o la bola de nieve dorada (70 €), con elementos auspiciosos en su interior.
Ya solo queda elegir la que más vibre en tu interior, prender la mecha, pedir un deseo y dar gracias por todo lo vivido en el año que se nos va. Diptyque ya se encarga de procurarnos lo mejor para el que está a punto de entrar…
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