Recuerdo cuando mi hermano y yo éramos pequeños. Muy pequeños. Nos entreteníamos lo de que daba de sí aquel Madrid de finales de los 70, sin tabletas ni vídeo juegos. Tan solo hurgábamos en la arena del páramo yermo que teníamos enfrente de casa. No había más. Pero sí teníamos un hobby que aún recuerdo: colarnos en el garaje de la comunidad de vecinos unos instantes para impregnarnos bien de su aroma a brea, a humedad, a neumático, a restos de gasolina… Los críos tienen unas aficiones un tanto curiosas. Mi hermano era capaz de detectar el olor a frío. Y a electricidad…
Porque con los aromas entra en juego una cuestión nada baladí: la memoria olfativa. Igual que la playlist con los temazos que grabaste en la adolescencia te retrotrae al descontrol hormonal y sentimental que sufrías en aquel momento, un olor, por nimio o extraño que sea, te transporta inmediatamente a un instante, un lugar, un intervalo temporal que se quedó marcado por alguna razón. Y esto me recuerda a un extracto de un artículo que escribí para Belleza en Vena, donde transcribía las palabras del experto en perfumes Chandler Burr en su Nasal Passage para The New York Times: “El viaje consiste en una extraña puerta olfativa, hay un punto muy preciso, donde se pasa del olor del avión (la zona estéril internacional) al olor del destino. Este es el momento en el que el cerebro, no sólo el cuerpo, llega a la realidad. Entras en Mumbai y huele a un espesor húmedo, gaseoso; San Francisco, a una fina astringencia, seca; Tokio, a plástico y cerezas”.
Lo mismo debieron sentir Clara Molloy y su esposo John cuando en 2007 decidieron crear la firma de perfumes Memo Paris (en España a la venta en Perfumerías Nadia o Regia), y comenzaron a concebir la fragancia como un viaje que forja su identidad alrededor de destinos mágicos traduciendo sus recovecos y lindes con materias primas de excelente calidad. Divididas en cuatro colecciones: «Les Échappées», que despegan del París más elegante y bohemio y aterrizan en el corazón de Birmania; «Cuirs Nomades», que traducen y exploran la nota de cuero de Rusia a África, pasando por Italia e Irlanda; «Graines Vagabondes», una oda al aroma de las semillas naturales, como el sésamo, todavía una rareza en perfumería; y “Art Land», un homenaje a los territorios misteriosos transformados por la mano artística del hombre.
Recuerdo que mi primer encuentro con las fragancias de Memo Paris fue en Bomonde (Madrid). Era 2010, y en aquel momento solo sabía si un perfume me gustaba según fuese el primer impacto con mis orificios nasales. No los diseccionaba. No sabía qué notas me gustaban ni era capaz de hacer una disquisición sobre su pirámide olfativa. Pero sí recuerdo que aquellos aromas me impactaron. Era algo diferente a lo que había olido hasta el momento. Y eso me fascinó. Creo que me enganché con Lalibela (rosa, pachulí, incienso), pero Siwa también me hizo tilín (canela, narciso, vainilla). Aunque Inlé (jazmín, mate, Osmanthus) e Ilha do Mel (enebro, jazmín, gardenia), también querían ser poseídos por mi piel. Después de aquella experiencia olfativa, tuve claro que el incienso, la gardenia, el nardo y el jazmín, me acompañarían en mis escarceos olfativos el resto de mi vida…
A pesar de mi promiscuidad en materia perfume, sigo volviendo a Memo, una y otra vez, como la amante insaciable que después de algunos devaneos busca el cobijo de lo indudable, de lo que le procura seguridad. En estos momentos alterno Marfa (con un absoluto de nardo que nubla los sentidos) y Tiger’s Nest (su último lanzamiento, con ámbar, incienso, ylang-ylang, mi tríada del deseo) con la misma soltura que un arlequín hace tintinear sus campanillas. Porque me pierde la sensación interna cuando al olfatearme alguien me pregunta: ¡qué bien hueles!, ¿qué perfume llevas? Así que quise profundizar más en una marca que a mí siempre me inspira, por su concepto, sus aromas, su envoltura… Y pregunté algunas cosas a Clara Molloy, la mitad de Memo, y esto fue lo que me contestó:
Memo hace alusión a la memoria olfativa, ¿qué lugar o momento le ha impactado más? ¿Cómo lo describiría olfativamente?
Quizás el recuerdo de mi infancia. La piedra de las calles de París mojada por la lluvia. Una puerta cochera (en francés, porte-cochère, viene a ser una entrada de carros o un porche cubierto que sirve de acceso principal o secundario a un edificio). Recuerdo el aroma de algo poroso, húmedo, redondo, ligeramente blanco. Como pedacitos de tiza. Un olor que ya no es una sensación, sino una forma…
Memo transmite en cada creación destinos exóticos encerrados en frascos oníricos, ¿quién esta detrás del diseño y artwork de cada envase? ¿Por qué el oro, ese elemento siempre presente en la decoración de todos ellos?
Tenemos un fantástico equipo interno en MEMO, creativos apasionados por su trabajo. Nos beneficiamos todos de sus talentos. La creatividad debe venir de adentro, eso la vuelve única y distinguible. Es verdad que tengo un pequeño capricho con el dorado, con lo que brilla. Tendría que volver a sentarme en el sillón de un psicoanalista para entender por qué… Creo que es una manera simbólica de traer luz.
¿Dónde comenzó Memo? ¿Qué lugar se enamoró de ella?
Los primeros perfumes comenzaron a venderse en Le Bon Marché de París. Marie-Francoise Stouls, Directora del Departamento de Belleza, confió en nosotros, es algo que nunca podré olvidar. Teníamos un pequeño córner con un mueble y un pequeño tren dorado encima para evocar los viajes de MEMO. El tren tenía que girar sin parar, pero se averió y no funcionó, los niños se tiraban encima, fue un desastre… Sin embargo, los perfumes gustaron y encontraron su público, seguramente en parte gracias a nuestra creación Quartier Latin que lanzamos para uno de los aniversarios de Le Bon Marché.
¿Cómo ha evolucionado la marca en estos 11 años?
Trabajar en cada novedad me ha hecho perder perspectiva. Ahora tenemos múltiples colecciones: Graines Vagabondes, Cuirs Nomades, Escales extraordinaires, Art Land… Nuestra curiosidad se multiplicó. En términos de olores y materias, también hemos explorado nuevos territorios, este año por primera vez hemos creado nuestro propio iris. Numerosos artistas han colaborado con nuestra marca, desde Camilla Oliveira Ffairclough a Mathieu Cosse, de Valerie Rouzeau a Christophe Rey. Todos estos proyectos y encuentros estimulan MEMO, le dan oxígeno para renovarse. Una marca es una materia viva que no para de evolucionar y de volver a definirse en un contexto fluctuante. Vimos la aparición de numerosas marcas en nuestro sector, después muchas de esas marcas se han vendido a grandes grupos cosméticos. Nosotros seguimos nuestro camino independiente y espontáneo. Creo que estas dos cualidades son nuestras mayores fortalezas.
¿Cuál es el perfume de Memo más vendido?
Depende de los países y de las estaciones. Nuestro concepto está basado en las colecciones y nosotros mismos estamos sorprendidos de notar que una persona que compra un perfume Memo, muchas veces nos va a comprar varios seguidamente. Pasar de Marfa a Russian Leather o luego llevar Ihla do Mel… French Leather es un éxito mundial, pero Irish Leather y Lalibela lo son también. A veces un perfume no se vende durante 6 meses y de repente vendemos solamente éste. Si hay algún algoritmo para entender a los clientes, ¡nos hace falta ya! Porque muchas veces estamos en ruptura de stock.
Esto es lo que me pasa: cada lanzamiento de Memo me provoca el deseo de querer tenerlo… ¿Cuál es el secreto para que estos perfumes sean adictivos?
Es muy conmovedor leer esto, ¡lo agradezco! Intentamos crear perfumes interesantes, sutiles, pero no están destinados a enseñarse bajo una campana de cristal o en un museo. Son perfumes deseosos de encontrar una piel. Puede parecer evidente, pero es realmente algo importante. No caer en el esnobismo, en la auto-satisfacción. Queremos que nuestros perfumes tengan una fuerte personalidad sin cansar a la persona que los lleva. Provocar el deseo, pero también la falta. Hay también una gran parte de suerte en ello…
Según comentan, algunos de los perfumes de Memo contienen una nota: ISO E Super (alabada y criticada a partes iguales), que aunque no se suela percibir (solo unas pocas narices muy sensibles y adiestradas), se la considera una molécula muy adictiva, afrodisíaca, ¿puede ser este el secreto del éxito?
Sinceramente, no entro en la cocina… Los narices son libres de su creación. No creo que la magia de Memo se centre en una sola causa, en el poder de una molécula o un ingrediente especial. Es una historia de amor que se ha construido a lo largo del tiempo con nuestros clientes. Al compartir nuestros sueños y viajes con ellos, de alguna forma entraron en nuestra familia. Confían en nosotros. Dan una oportunidad a nuestros perfumes y nuestras historias, con una gran apertura. Memo abole las fronteras, las diferencias. Son perfumes que hacen un elogio a la diferencia, que curiosean con otras culturas. Me gusta soñar que nuestros clientes sienten esta llamada, este deseo de paz y fraternidad que es el nuestro.
Tiger’s Nest, es el último lanzamiento de Memo, con un trasfondo espiritual y místico muy hipnótico (nota de la escritora: en estos momentos este perfume me tiene completamente hechizada). ¿Qué pretendían transmitir con esta fragancia?
Algunas montañas en Bután son sagradas. Nunca nadie debería escalarlas. Encuentro esta definición magnífica. Todavía existen algunas cimas que preferimos soñarlas antes que intentar coronarlas. En este estado mental pensé en el perfume que íbamos a crear. Una mezcla de espiritualidad y misterio, algo que flota en los cielos, por encima de las almas. Tiger’s Nest se ha impuesto porque el nombre es de una belleza prodigiosa. Fuerte y profundo, a la vez que alegre e inspirador. El acorde de incienso que lo define recuerda los misterios de ese país. Pero es un incienso luminoso y cálido: el tigre no está lejos…
¿Para cuándo un Memo inspirado en un Shangri-La?
¡Buena idea! Me temo que el nombre ya ha sido tomado por una cadena de hoteles… Pero el nombre del perfume es tan importante como el sitio en el que se inspira. Algunos lugares me llaman. Hay que saber dejarse llevar…
¿Nos puede adelantar en qué están trabajando? ¿Qué será lo próximo de Memo?
A veces me inspiro en un lugar que visité de niña. A veces leo un libro y anoto en su margen un lugar que me intriga. No siempre es racional, y en cualquier caso, nunca es predecible. Desde pequeña me gusta mirar los mapas de geografía. Me fascina. Cuando falleció David Bowie, escuché en bucle Life on Mars. Acabo de tomar un tren de noche desde Palermo a Roma Termini. Durante el viaje leo M Train de Patti Smith, ella dice que fue a México para ver la casa de Frida Khalo. Las posibilidades de destino son infinitas. Es como los perfumes. Es como la vida…
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