Cielo y tierra. Luces y sombras. Éter y musgo. Yin y Yang. Sagrado y mundano… Parece que la creatividad en la perfumería se mueve en la polaridad de los elementos. Los aromas terrosos y balsámicos contrastan con esencias puras y cristalinas. El incienso, ingrediente protagonista de los storytelling más prolíficos, se despoja de su faceta espiritual, sagrada, eclesiástica, para desvelar su matiz más profano: servir como resina odorante en sahumerios. El incienso actual huele a humo, a madera quemada, a ritual pagano. Sacreste de Laboratorio Olfattivo, tiene hiper-esencia de incienso, una fórmula compleja y rica que ha tardado 8 años en ver la luz. De cariz sensual y profundo, la mezcla con cistus, ládano, maderas, especias, musk y ambermax, lo hacen rebosar de una terrenalidad casi inédita.
Ámbar, mirra, ládano, canela, pachulí… Aromas antiguos, de culturas ancestrales, elixires bíblicos, que despiertan los sentidos y la memoria más arraigada. Sacro de Monom es una esencia 100% natural, sin alcohol, hecha a mano, de sillage íntimo y sensual, carnal, rudo… Olerlo es como destapar una vasija de barro del antiguo Egipto que encierra en su interior la pócima del misterio. Perfumes de elevación, esencias que despiertan el poder emocional, como Liquides Imaginaires, que hurga en la capacidad del aroma de limpiar el espacio o el aura con sus propiedades beneficiosas, esotéricas o eróticas. “Veneno o antídoto, estas fragancias simbolizan el bien y el mal, el día y la noche, la sabiduría y la intoxicación. Los opuestos son inseparables, la trilogía es su espíritu”, así lo define Philippe Di Méo, uno de sus creadores.
The Harmonist se centra en el yin y el yang y los elementos del Feng Shui y la Medicina Tradicional China (tierra, agua, fuego, madera y metal), un concepto muy novedoso de personalización mediante una app que analiza tu elemento predominante y te ayuda a descubrir el que debes potenciar para encontrar el equilibrio en las áreas específicas de nuestras vidas que queremos fortalecer (estatus, creatividad, prosperidad, relaciones sociales…). Su colección de elixires a base de aceites de extractos botánicos se pueden mezclar para crear tu propia pócima de éxito.
En el polo opuesto está la luz, y nunca mejor dicho porque el grueso de la industria se ha propuesto interpretar olfativamente la luminosidad. Jugos cristalinos, casi etéreos, notas frescas, verdes y dinamizantes. Cítricos, hierbas, frutas, flores blancas, acordes almizclados… Mezclas orquestadas con una única intención: pegar un pellizco al estado de ánimo y elevar el nivel de buen rollo. El aroma puede ser terapéutico, puede ayudarnos a pulir y explorar nuestras facetas más ocultas, como un gabinete olfativo para trabajar nuestras emociones. Los perfumes nos definen más allá de las palabras y el vestido.
Lo que ha dado de sí esta última edición de Pitti Fragranze (la N. 16) ha sido prolijo. Más de 2.200 compradores de más de 50 países de todo el mundo, nuevas marcas y nuevos talentos como Bohoboco, Ella K, CIRO, Cloon Keen o Parle Moi de Parfum, la nueva creación del maestro perfumista Michel Almairac. Este año el ingrediente estrella de la feria ha sido la vainilla de Madagascar, una charla dirigida por Mane, pero no solo ha brillado con su estela gourmand en uno de los coloquios más interesantes, sino que ha sido protagonista en infinidad de nuevos lanzamientos, como Vanhera de Laboratorio Olfattivo, Vanille de Molinard, Felanilla de Perfumerie Générale o Vanilla Flash de Tauerville. Y es que los jugos azucarados, un tanto tropicales también están haciendo de las suyas en ese intento de hacernos sentir en un paraíso exótico perpetuo. Ya nos lo demostró Arquiste con su Sydney Rock Pool, con acordes salados y marinos, una pizca de coco y frangipani. Perfumes de piel, sensuales, carnales, absolutamente adictivos.
Pero las tendencias van más allá del frasco. Hay una revolución en la percepción del perfume, buscamos experiencias olfativas, que expresen nuestra individualidad, que nos enganchen a través de los sentidos. Las producciones artesanales, en pequeños lotes de edición limitada, nos hacen soñar con paraísos remotos al alcance de nuestra mano. Bravanariz nos adentra en la dimensión olfativa del Alto Empordá con sus Camí, una apuesta absolutamente innovadora, fresca, 100% natural y rotundamente experiencial. Bon Parfumeur nos incita al layering con sus fragancias mezclables, nos empuja a experimentar con las notas y las familias olfativas, a ser los narices de nuestra propia individualidad. Pero también ha reinado lo orgánico. Materia prima certificada, versiones cruelty-free, sin alcohol… Abel Vita Odor se propuso crear el perfume más natural del mundo. Y lo hizo. Su primera creación era tan inocua que incluso se podía beber. Alyson Oldoini ofrece viales que se pueden recargar, y Sana Jardin, lidera el Movimiento Beyond Sustainability™, para alcanzar el empoderamiento económico de las mujeres que recolectan a mano los ingredientes de sus perfumes.
Esto ha sido lo más destacable de una feria que merece capítulos y capítulos de narraciones olfativas. Habrá que esperar al año que viene para seguir soñando. Mientras tanto, como decía Freddie Mercury, “The Show Must Go On”…
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