El mood to order está a la orden del día, y nunca mejor dicho… Y en el campo de la fragancia es donde más se está desarrollando esta incipiente tendencia, algo que corrobora el informe “MediScent” de la última Global Wellness Summit: “Esperamos que la neurociencia del olor sea más generalizada en todo lo que hacemos, y que las fragancias se utilicen de maneras que nunca hubiéramos pensado, tanto en espacios públicos como personales”. Buscamos productos que cumplan más de una función, ya no nos vale con que simplemente nos hagan oler bien, también queremos que nos hagan sentirnos felices o potencien nuestra autoestima. Lo cachondo de la historia es que ahora es posible. Los biólogos y científicos están estudiando más que nunca el aroma llegando a hallazgos más que estimulantes.

La evidencia demuestra una gran conexión entre el aroma y la sensación de bienestar y olfato y memoria, eso explica por qué la pérdida del sentido del olfato es uno de los primeros síntomas del Alzheimer. Toda esta investigación en torno al olor, ha redefinido el concepto de aromaterapia. Un ejemplo es Aeroscena y sus “Phyto-inhaladores”, una gama formulada con aceites esenciales de grado clínico por profesionales médicos para tratar insomnio, ansiedad e incluso suprimir el hambre y perder peso (se ha demostrado que el aceite esencial de pomelo reduce el apetito y la menta ayuda a controlar los impulsos por la comida). Pero no hay que confundir, no es lo mismo aromaterapia que fragancias funcionales, esas que están en el radar de las tendencias. Las fragancias funcionales se definen como aromas que tienen algún efecto planificado, bien provocar emociones positivas, bien evocar recuerdos agradables, como el olor a pastel de manzana recién horneado, no pretenden solucionar síntomas de afecciones médicas como los aceites esenciales de grado clínico que tienen más control sobre su calidad y efectos terapéuticos, digamos que “bio-hackean” nuestros cerebros para explorar todo su potencial.
Functional Fragrance de The Nue Co., La reconocida marca inglesa experta en complementos nutricionales, ha creado el primer suplemento antiestrés en formato fragancia unisex. Para hacerlo realidad, trabajó con Global Fragrance House y uno de los gigantes de los aromas, Firmenich, y fue desarrollado a partir de una investigación de la Universidad de Ginebra sobre reacciones neurológicas provocadas por cierto tipo de olores. La función cognitiva y la fragancia trabajan juntas para desencadenar ciertos estados emocionales. Todo este tinglado sensorial trae consigo nuevos gestuales, ya no se lleva rociar el perfume en el escote, ahora hay que aplicarlo en los puntos del pulso, inhalar, retener, exhalar… para que ejerza todo su potencial curativo. La española LEH Perfumes, incluye elixires florales del Dr. Bach y minerales y prefiere denominarlo “el despertar de las fragancias conscientes”. María Martínez, su creadora, nos los define así: “Trabajamos con ingredientes de alta calidad (un 80% de composición natural, sin ftalatos ni parabenos, y con alcohol vegetal destilado de manera respetuosa), según un método de trabajo que sigue los patrones de la perfumería tradicional, ritmos más lentos de fabricación y maceración que se reflejan en una calidad y un aroma que nada tienen que ver a los de la producción en serie”.

La ventaja de este tipo de fragancias es que tienen beneficios a nivel emocional, mental y físico. “El plus que ofrecen estos perfumes es que los elixires florales y minerales que contienen, al trabajar desde los cuerpos más sutiles, equilibran desde la raíz los posibles bloqueos energéticos que impiden que la energía fluya libremente y hacen que nos sintamos mejor«, explica María. Porque incorporar esencias florales es otra de las grandes corrientes que está siguiendo la denominada “cosmética emocional”, esa que va más allá de la simple nutrición epidérmica. Entender cómo funcionan realmente estas esencias a nivel tópico sin caer en la tentación de pensar que se trata de otra astuta argucia del marketing, necesita algo más que un simple acto de fe. Por eso me puse en contacto con Gisella Gil, Naturópata, experta en Terapia Floral del Dr. Bach y creadora, además, de una marca que recomiendo absolutamente: The Emotions Lab®, la primera firma española de Cosmética Emocional.
“Nuestra piel es la prolongación periférica de nuestro sistema nervioso y, para que éste funcione correctamente, existen unos compuestos químicos denominados neurotransmisores. Los neurotransmisores son moléculas que se sintetizan de forma natural en las terminaciones nerviosas y que las células de la piel y del sistema inmune también son capaces de producir. Ellos ejercen de mediadores en la transmisión de la información, mediante longitud de onda, entre el sistema nervioso y la piel. Por ello, el estado en el que se encuentra nuestra piel está determinado en un 30-40% por su presencia o por la de sustancias de estructura química similar. En otras palabras, en función de qué información se transmita, nuestro aspecto de la piel cambia”, aclara Gisella.

Digamos que lo que The Emotions Lab pretende es un cambio de enfoque en el mensaje de la belleza actual. Un nuevo concepto holístico, que combina cosmética tópica y elixires orales (es un método patentado que fusiona dos o más hidrolatos de flores y plantas con varias esencias florales del Dr. Bach, en gamas de productos centradas en cada campo emocional), con el objetivo de trabajar de forma global físico y emociones, según Gisella: “En esencia, ya lo eres todo. Dejar de correr, aprender a escuchar, conectarte contigo mismo, desterrar los -anti, permitirte sentir, disfrutarte… Todas esas cosas solo pasan si te conectas contigo mismo”. Hasta aquí todo perfecto, pero las dudas asaltan cuando se trata de entender cómo actúan los remedios florales, archiconocidos para tratar cuadros emocionales complejos, de forma tópica. Un elixir floral que me aplico en la piel, ¿tiene el mismo efecto que si ingiero sus gotas? Gisella aclara: “Las Flores de Bach actúan a través de la piel a nivel de esos neurotransmisores que emiten la información a lo largo del tejido nervioso. Las esencias florales son información vibracional de alta frecuencia que, en contacto con esos neurotransmisores y por el principio de resonancia, armonizan la frecuencia de dicha información y con ello la respuesta al estímulo”.
Un ejemplo es Sensuality Inner Body Mist, un completo elixir multifunción que se puede vaporizar por todo el cuerpo y el rostro (incluso las sábanas), a base de Monoï de Tahití y Sándalo Australiano mezclados con una fórmula floral elaborada según el método del Dr. Bach, capaz de potenciar la libido y conectarnos con nuestra sensualidad, despertando la sensación de erotismo y seducción. Casi nada. También otras marcas más arraigadas a lo trendy, como Patchology (a la venta en Sephora), se ha inspirado en el estado de ánimo para crear una colección de Mood Patch: Happy Place, Down Time y Perk Up, unos parches en formato gel aromacológicos que además de suavizar la delicada piel del contorno de ojos, se proponen alterar estados de conciencia fomentando la felicidad, la calma o el dinamismo. Hay todo un mundo por descubrir, incluso, muchos vaticinan que esto no es más que la punta del iceberg… Estaremos al tanto.
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