“En el mundo de los grandes hoteles de lujo, hoy lo viejo es lo nuevo”, así se refieren los expertos cuando hablan de hoteles con tradición y una larga historia como pilares que sustentan sus muros, como Majestic Hotel & Spa Barcelona. He tenido la suerte de visitar por trabajo grandes hoteles, muchos de ellos nuevos e impresionables, pertrechados de la más avanzada tecnología para –supuestamente– hacerte el momento más sencillo y experiencial. Pero, cuando visitas un hotel “con solera”, con sus vetustas historias entretejidas en sus fastuosas entretelas, es como abrir un portal espacio-tiempo donde puedes sentir el pasado a cada paso que das.
Así es el Majestic Barcelona, ese mítico edificio de aires neoclásicos enclavado en el corazón del elegante Paseo de Gracia desde 1918 que en su tiempo recibió a Ernest Hemingway o Antonio Machado, hoy se presenta con aires renovados. Tras una reforma de cinco años, a cargo del interiorista Antonio Obrador, hoy el Majestic se erige ufano para gloria y deleite de sus frecuentes visitantes. La elegancia que se esconde tras sus muros de 104 años de antigüedad, su extensa colección de arte de más 1.000 piezas y las numerosas ofertas de esparcimiento, lo convierten en una de las mejores opciones de alojamiento en la Ciudad Condal.
Tanto, que ha sido incluido en la prestigiosa revista estadounidense Travel + Leisure Best 500 Hotels in The World, una de las listas más importantes de la industria del turismo. Y no solo eso, su incomparable desayuno ha sido reconocido por los prestigiosos Prix Villégiature como “el mejor desayuno en Europa 2018” (doy fe). En 2019, por su renovada terraza en la azotea: La Dolce Vitae, con espectaculares vistas panorámicas de la ciudad, como la mejor terraza de hotel de Europa. Y el más reciente (2022), a la mejor suite del mundo por su Royal Penthouse, un lujoso espacio de 467 m2 donde el mini bar es maxi (ocupa una habitación) y el mayordomo te recibe en la puerta…

Su Spa: una experiencia de altura
Pero en el Majestic Hotel & Spa hay mucho más: su recoleto “Spa de altura”, no solo por la amplia carta de terapias faciales y corporales con los protocolos más selectos de marcas locales, como la mítica Natura Bissé, sino porque está ubicado en su rooftop, compartiendo espacio con La Dolce Vitae, un plus de deleite y relajación que no se paga con dinero… El área de relajación y belleza del Majestic ha sido remodelada hace tan solo un año, ampliando sus instalaciones para disfrutar del clásico circuito spa, con jacuzzi, sauna y baño de vapor, y en sus cabinas experiencias de relajación de 5 estrellas. Comenzamos.
En mi última visita al Majestic, tuve la suerte de poder experimentar en mis propias facciones la última innovación de Natura Bissé: Diamond Extreme Energy, un novedoso protocolo de efecto tensor inmediato con el sello de una de las líneas más exclusivas y avanzadas de la marca: Diamond Extreme, formulada con ingredientes de vanguardia, como el ADN marino, los Bio-Magnet Nanosomes, la Artemia salina, el retinol o un exclusivo Automodulador Epidérmico.
El ritual comienza con unos pequeños toques de cuencos tibetanos, cuya vibración te lleva a un estado de equilibrio energético que permite potenciar la acción de maniobras de masaje y nutrientes que se aplican en cada sesión. La terapeuta me dio a elegir entre las 4 combinaciones de aceites aromáticos que la marca ha creado para promover el bienestar: Detox, de efecto purificante a base de algas marinas; Fitness, con menta y eucalipto; De-Stress, con lavanda; y Energizing, con cítricos, ciprés, salvia y romero. Me quedé con detox, mi cuerpo necesitaba un kit-kat…

Del facial Diamond Extreme Energy me quedo con las maniobras faciales propias del protocolo, Advanced Myofacial Massage, que consigue trabajar a un nivel profundo para liberar bloqueos, activar la microcirculación, drenar toxinas y elevar el tono de las facciones de forma inmediata. Con el refuerzo de masaje gracias a la herramienta Gua-Sha de Zamak, una aleación de zinc con aluminio, magnesio y cobre que se implementa en el tratamiento para estimular los músculos y embellecer los contornos. Y el toque final con una generosa mascarilla de alginatos que por su acción osmótica, logra que el néctar concentrado de energía que se aplica con anterioridad, actúe de forma más profunda.
El resultado saltaba a la vista, no solo por mostrar una piel relajada, lisa y luminosa, sino porque el colofón de mi experiencia spa fue un delicioso cóctel en su codiciada La Dolce Vitae para potenciar el efecto “buena cara”. ¿Qué mejor cosmético que la felicidad? ¡Chín-chín!
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