Cuando aparecieron los primeros champús sin espuma, algo innovador se vaticinaba en una industria que mueve muchos dígitos. El cuidado del cabello se ha convertido en esencial y nos preocupa y mucho qué ponemos sobre nuestras cabelleras. Cuanta más espuma, más limpieza, es un mantra anticuado que ya no recitamos. Ya sabemos cuál es el efecto de siliconas y otros ingredientes químicos, no solo en la estructura capilar, sino en nuestra salud en general. Los productos para el cabello son los más cargados de toxinas en la industria de la belleza: potentes fragancias y sulfatos, conservantes, disruptores endocrinos, plastificantes y colorantes potencialmente dañinos, son algunos de los ingredientes habituales.

Y no solo actúan en el cuero cabelludo, terminan extendiéndose por todo el cuerpo, además los inhalamos con el vapor de la ducha. ¿Inquietante? Hmmm… Los champús de base natural no usan sulfatos y detergentes industriales. Están formulados con extractos botánicos y aromas derivados de aceites esenciales naturales. Los acondicionadores incluyen aceites y mantecas naturales en lugar de siliconas y plastificantes, por tanto, el brillo es real, no aparente. Sí, una revolución botánica silenciosa se ha apoderado de uno de los sectores más rentables de la industria de la belleza. Y creo que viene para quedarse…
Hay muchas marcas pioneras, que apostaron por lo verde en un momento en el que la química marcaba el compás de la formulación. Y ahí siguen. Saboreando las mieles del éxito y manteniéndose en el mismo puesto sabedoras de que el tiempo, siempre nos da la razón… Davines es una de ellas, una gama de cuidado capilar basada en las plantas, creada hace más de 30 años en Parma (Italia), su mensaje claro y jovial, sus fórmulas efectivas y su packaging reciclado y reciclable, han conquistado el corazón de creyentes y agnósticos, expertos y legos en las lides de lo natural. Luego están Philip B, Rahua, John Master Organics, Less is More… Todas ellas firmas fantásticas y respetuosas.
En poco tiempo han nacido otras marcas, pequeñitas, de esas que se piensan muy bien lo que hacen poniendo todo el mimo y esmero que la materia requiere. Una de ellas es Végétalement Provence, una de mis marcas de cabecera en estos momentos. Cosmecéutica vegetal para el cuidado del cabello y del profesional que lo utiliza, porque esa fue la idea inicial. Y no solo es que comulgue con su filosofía, es que sus productos me fascinan. No puedo vivir sin su Bruma Hidratante sin aclarado, casi la podrías usar de serum facial, a base de naranja dulce, jazmín, lavanda, ylang ylang, pachulí, rosa, proteínas de trigo y pantenol, el olor, como es de imaginar, es absolutamente adictivo, y su acción sobre el cabello, espectacular.
Végétalement tiene un amplio portfolio de productos y todos ellos son recomendables, como su champú sólido, una pastilla de formato nómada y muy duradera, de hecho es su best seller. Además de a la Bruma Hidratante, le confieso devoción a su Potion Magique, con arroz, semillas de calabaza, algarroba…, disciplina cabellos rebeldes y rizados; y Volume Gel, texturiza y aporta cuerpo a los cabellos finos de una forma muy natural pero efectiva.

El haircare es el nuevo skincare, rezan muchas publicaciones. Eso explica cómo marcas reconocidas en el cuidado facial están lanzando líneas de cuidado capilar. Una de las pioneras fue Swell, con su sistema de tres pasos a base de ingredientes botánicos para devolver la salud al cabello. La última es Hair Rituel by Sisley Paris. Digamos que viene a ser una pata de la Maison francesa que se centra única y exclusivamente en el cuidado capilar heredando la experiencia y conocimiento de la casa madre en el tratamiento facial y corporal. Cuando marcas tan reconocidas (y solicitadas) en cosmética empiezan a prestar atención al cabello, es que algo nuevo se avecina. True Botanicals o Josh Rosebrook, tienen sendas líneas de cuidado capilar, equivalentes a las de cuidado facial, pequeñitas, esenciales, con los productos que se necesitan y nada más.
Pero hay una preocupación más. El cuero cabelludo está escamado, sin nutrientes, sensibilizado, infértil… Está cansado. Es la consecuencia de muchos años usando productos inadecuados, dietas inadecuadas, inhalando derivados tóxicos inadecuados. Pero si el cuero cabelludo está mal, todo está mal… Es la nave nodriza, la columna vertebral, los cimientos sobre los que todo se sustenta. Una buena melena depende de un buen cuero cabelludo. No hay más ciencia. Surgió la cosmética capilar “antiedad” como solución a cabellos finos, muy debilitados, sin vida… Cuando la razón no es tanto el paso del tiempo, sino la falta de nutrientes. Algunas marcas lo intentan solucionar con fármacos y sustancias químicas para frenar una caída inevitable porque no hay fuerza, no hay fundamento.
Ahora hay nuevos enfoques. Nutrafol intenta solucionar el desaguisado desde un enfoque holístico, no poniendo drogas tópicas para frenar algo que no se puede detener… Nutrafol estimula el sistema inmune, reduce el estrés y equilibra el cuerpo. Homeostasis. La clave de que todo esté bien. Contiene zinc, vitaminas del grupo B, Biotina y aminoácidos como L-Cisteína, L-Metiona y L-Lisina, sí, la clásica combinación que puedes encontrar en cualquier complejo de piel, cabello y uñas, pero lo interesante de Nutrafol es que añade otros ingredientes, como los adaptógenos, para controlar los efectos del estrés, grandes causantes de la caída y deterioro del cabello.
Uno de ellos es la Ashwagandha, muy usada en medicina ayurvédica, reduce el estrés, la inflamación y niveles de cortisol en el cuerpo, actúa como un tónico para la salud general, fortalece la raíz del cabello y evita que encanezca; Saw Palmetto, inhibe la hormona DHA, la causante de la caída androgenética, además es un regulador hormonal; y Ácido Hialurónico y Colágeno marino hidrolizado (el cabello seco y débil a veces es consecuencia de la falta de colágeno en el cabello), aportan brillo y grosor y aseguran un crecimiento fuerte.
Y lo más innovador del planeta, el futuro del cuidado capilar, nómada, eficaz y sostenible lo firma Owa Haircare, es tan nuevo, que ni siquiera está a la venta… La marca, que asegura que lanzará esta innovadora gama de cuidado capilar a lo largo de 2018 (de momento compuesta por champú y acondicionador), pretende transformar los habituales productos del cabello en polvo seco. Y todo por una razón. Los limpiadores habituales contienen entre un 70 – 80 % de agua, esto no es sostenible… Por ello han diseñado una fórmula en polvo seco (ventajas: necesita menos conservantes) que se activa en contacto con el agua del lavado transformándose en líquido. Su nombre: Moondust Hair Wash, a base de minerales (esenciales para la salud del cabello) y extractos de plantas. Yo no sé vosotros pero yo estoy deseando probar este prodigio de la belleza capilar…
Deja una respuesta