“En la sensualidad siempre hay algo de júbilo cósmico”, decía el escritor Jean Giono. Como un éxtasis angelical que te invade y subyuga con su aroma celestial. Aunque algunos se obcequen en cercar el erotismo con un halo dionisiaco que roza más los bajos astrales que las alturas siderales… Fuera de descripciones pleyadianas, lo que la industria del perfume parece que nos pretende contar, es que los nuevos perfumes eróticos, están más cerca de rozar el cielo con los dedos que de sucumbir a las pasiones más mundanas.

Porque esos nuevos jugos, ya no se visten de satén negro. Ahora lo hacen con muselinas níveas, lánguidas y virginales. Una explosión de luz albina que deja una estela de flores blancas y especias finas. Acordes que realzan la piel femenina como si hubiera sido cincelada por un querubín. Jazmines aparentemente inocentes, violetas y lirios, como Feminity de Mancera, aderezado con un delicado polvo de heliotropo y redondeado con un tórrido fondo de vainilla, toffee, sándalo y ámbar.
Perfumes eróticos, la nueva era
Una delicia que deleita tanto al olfato como al gusto, porque su sillage es tan gourmet, que casi se puede degustar. Acorde suave de terciopelo y tuberosa son los protagonistas de la nueva Tubéreuse Nue, la última en llegar a la colección Private Blend de Tom Ford. La tuberosa, o flor de nardo, de virtud narcótica, es una de mis flores preferidas (junto al jazmín e ylang-ylang). Siento una atracción incontrolable cuando un hilillo de su efluvio indólico traspasa mis fosas nasales.

Y esa dicen que es la clave: el indol, una molécula que comparte con las heces (sí, lees bien), que a modo de feromona, trastoca nuestros circuitos mentales elevando la libido a cotas insospechables. Tubéreuse Nue, potencia su matiz erótico con pimienta de Timut, acorde de ante que le aporta carnalidad, pachulí y madera de Agar. Con todo, es un jugo refinado, no invasivo, lo sumamente respetuoso como para pasar inadvertido hasta que te lo encuentras en las distancias cortas. Ahí, estás atrapado…
Con un ramillete de acordes narcóticos: el destello tropical de la plumeria (o frangipani), almendra e ylang-ylang, ha sido orquestada La Dompteuse Encagée (La Domadora Enjaulada). La nueva incorporación a la Collection Noire de Serge Lutens. Quien bien me conoce, sabe de mi afán por coleccionar fragancias de Serge Lutens. Puede que su alma pisciana, medio rara avis, me cautivase desde el segundo cero. O su regusto extraño y poco usual. Sin embargo, La Dompteuse Encagée, engancha a narices tanto expertas como poco adiestradas.

el nuevo sexy es gourmand
Es distinguida y discreta. Como una brisa de verano (puede que el frangipani y su matiz lechoso solar tenga la culpa). O la calidez de la almendra. Ni qué decir del dulce y exótico ylang-ylang. Uno de los aromas más eróticos que ha experimentado mi bulbo olfatorio. Pero quienes quieran azuzar a todo su sistema olfativo con algo adictivo y goloso, entonces deben elegir Love, Don’t be Shy Extreme de Kilian Paris. Un placer gourmet solo reservado a adultos, según sugiere la propia marca.
Una delicia olfativa, como el más suculento soufflé de la repostería parisina, una golosina recién llegada que viene a completar la familia The Narcotics de la firma francesa. Porque la versión Extreme está desarrollada con una sobredosis de rosa búlgara, azahar y nerolí. A priori, notas inocentes, pero lo suficientemente carnales como para causar adicción. Más si tenemos en cuenta que ha sido creada por la talentosa perfumista Calice Becker, adiestrada en el arte de hacer de la fragancia, un elixir muuuy sexy…

Con todo, jazmín, ylang-ylang, nardo, vainilla y sándalo, los clásicos del erotismo más purista, siguen marcando la pauta en esto de envolvernos de una aureola de lubricidad que nos hace irresistibles. Pero algo está cambiando en la concepción de los perfumes eróticos. La fragancia de “corte” sensual, ahora deja tras de sí un sillage elegante, sosegado. Nada invasivo y muy reservado a nuestro exclusivo espacio vital. Como una invitación a que nos descubran en las distancias (más) cortas.
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