Sugerencia a los lectores:
Se recomienda escuchar esta pista de música mientras se lee este artículo. Spoiler: es posible que se entienda mejor la intención de la nueva tendencia en cosmética.
“I want your sex… Sex is natural, sex is good”. Con estos acordes George Michael sacudió la moral de medio planeta en las postrimerías de los 80… Hablar abiertamente del tema y cantarlo a los cuatro vientos, ¡qué osadía! Ya han pasado unos cuantos años desde aquel temazo que, cada vez que lo escuchabas, un hilillo eléctrico te recorría la espina dorsal y no podías evitar menear las caderas. Porque tenía ese no se qué afrodisíaco que te ponía a tono, que te levantaba la autoestima. Algo que me viene al pelo para introducir este nuevo tema. Porque no hago más que ver nuevas marcas y productos curiosos destinados a esa parte oculta, mitificada, casi desconocida de la anatomía femenina: la vagina.
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Los que controlan las tendencias dicen que se debe a la nueva ola de pequeñas empresas creadas por y para las mujeres. Nadie mejor que una mujer para descifrar sus necesidades y saber qué necesita. El aumento de los lubricantes contra la sequedad vaginal o los elixires que nos hacen sentir como diosas, es directamente proporcional al interés que la industria en general está poniendo en el tema. Tanto, que podemos decir que ha nacido una nueva categoría del autocuidado: el genital. Desde apps que rastrean el estado de ánimo o los vaivenes hormonales hasta virguerías técnicas como el inodoro inteligente de Bisu que detecta signos de ovulación en la orina. Predecir cómo nos van a afectar esos cambios hormonales y tener remedios para solucionarlos, es the point of interest de la industria.
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Las marcas de placer se están alineando firmemente con el wellness. Lo que antes parecía recién salido de un sex-shop de medio pelo, ahora reviste las características del lujo. Formulaciones avanzadas y sensoriales y packagings diseñados por los tops del sector, muy al gusto de Instagram. El sexo ya no es tabú, ahora es el leitmotiv del mercado forzando a las mujeres a que hagan la paces con su sexo, a que inicien un cursillo intensivo de alfabetización sexual básica. Y no nos vamos a meter en los retiros espirituales para conectar con nuestro útero, las clínicas y dispositivos a domicilio que se centran en la restauración del suelo pélvico o tratamientos que controlan secuelas de la edad como el envejecimiento o la menopausia, porque entonces necesitaría desglosar el tema en tratados…
Yo me quiero centrar en una de esas partes que más me gusta de la belleza: la cosmética, porque analizar cómo se está dando ese giro de tuerca para innovar, me parece más que plausible. Me llamaron la atención cuando los descubrí, productos como Arouse, de Rosebud, un elixir hidratante y estimulante vaginal que digamos podría ser el Peta Zetas íntimo por su curiosa acción cosquilleante en las mucosas (labios superiores e inferiores incluidos), formulado con ingredientes naturales de efecto afrodisíaco de toda la vida (Maca, Damiana, Suma y Ashwagandha), y otros estimulantes provenientes de las medicinas tradicionales, como la Acmella Oleracea. (su principio activo, el espilantes, se ha usado por su acción en la higiene bucal y estimular la excitación, para generar una sensación de hormigueo y estimular la lubricación natural).
Dicen que la estimulación sexual regular aumenta el flujo sanguíneo en los genitales produciendo un aumento natural de las secreciones. Así la sequedad vaginal parece quedar solucionada. Marcas vanguardistas como Maude, que pretende llevar la simplicidad al sexo, se han propuesto que en la mesilla de noche descansen sus ergonómicos y minimalistas “masajeadores” (eso de vibradores está demodé), hechos con silicona 100% premium (libres de ftalatos y látex, uno de los más galardonados por su tacto terciopelo, discreto y fácil de usar) con la misma naturalidad que el último best seller de Dan Brown. La marca también alardea de sus condones (fabricados por uno de los mejores fabricantes de condones del mundo, son ultra delgados, sin productos químicos nocivos, no contienen espermicida ni fragancias artificiales), velas de masaje de soja y aceites esenciales (casa de aromas maestra en Brooklyn), lubricantes naturales (hipoalergénicos, inodoros y no pegajosos).
De Quim me gustó su lema: “una línea de autocuidado para humanos que tienen vaginas y humanos sin vaginas que aman las vaginas”, sin tapujos, pero también su elixir Happy Clam (que vendría a ser elixir para almejas felices) que, según lo define la marca, “es como una crema de contorno de ojos para la vagina”, mima, cuida e hidrata, y su formulación, merece un poquito de atención: aceites vegetales de albaricoque, avellana, almendra y oliva (nutren y calman la piel hidratada gracias a sus ácidos grasos), damiana (utilizada por la civilización maya por sus virtudes afrodisíacas, por aumentar la frecuencia de los orgasmos y erradicar la sequedad genital), aceite esencial de árbol del té (antimicótico y antiséptico, mantiene las infecciones a raya), y cannabidiol (un compuesto no psicoactivo que se encuentra en el cannabis, ayuda a hidratar la piel delicada y alivia la inflamación y el dolor).
Pero también me epató el bálsamo multifunción de Mamotera Apotheca: Salve, “el bienestar en tus dedos”, como lo describe la marca, un ungüento basado en plantas curativas como equinácea, árbol de té, sello de oro y caléndula, ingredientes que han demostrado aliviar los síntomas asociados con la infección por levaduras (como la cándida) y la irritación general por la práctica de sexo, el roce de la ropa o la realización de ejercicio. Estos son solo unos pocos ejemplos de la ingente ristra de “nuevos en el mercado”, seguro que habrá más, y seguro nos preguntaremos, como hacía Bugs Bunny, ¿qué hay de nuevo, viejo?
Me encanta,simplemente no se podría describir mejor.
Es perfecto, claro y conciso es un tema de que se debería de hablar sin tapujos, habiendo tantos cosméticos para nosotras igual que usamos el último labial a la moda. De igual manera se debería publicitar y comunicar de estos productos del cual habla Clara Buedo.