Decir que la majestuosa África se reduce a la exquisita manteca de karité, es como pensar que España solo se nutre de aceite de oliva. Nos quedamos cortos. Marula, melón de Kalahari, Rooibos, Kigelia, aceites de mongongo o khalila, Yakuwa, maracuyá, Baobab… Son solo unos pocos ejemplos de la enorme riqueza de la belleza africana. Un arsenal de ingredientes tan vasto como la propia extensión de su territorio.
54 países, ni más ni menos, todos y cada uno de ellos con su diversidad e idiosincrasia. Y un extenso caudal de activos autóctonos que han formado parte de recetas tradicionales durante generaciones. Y ahora, por obra y arte del Marketing, se internacionalizan, para deleite de medio mundo (o el mundo entero). Un rico legado que proviene de la antigua África, cuando se extraían aceites y mantecas de frutos, nueces y semillas, con el objetivo de hidratar, suavizar, proteger y nutrir cabello y piel. Hoy parece haberse despertado una inusitada atracción por la herencia africana.
Y es que, el interés por la A-Beauty, ha crecido de forma exponencial, según datos de Traackr, una idea que respalda otro de los grandes en esto de investigar mercados, Euromonitor. El exotismo de sus oriundos ingredientes y esa capacidad sin igual que tienen de nutrir la piel hasta sus límites más insospechados, hacen de estas recetas con pedigrí, auténticas delicias para el deleite epidérmico y sensorial.

Ritmos afro: las marcas que merece la pena conocer
AOKLabs, la dermocosmética ancestral, artesanal y con conciencia social
Lo que esta marca española de raíces africanas y sede en Sevilla tiene bien claro, es que las mujeres son el motor de África. Katia Simone, la fundadora de AOKLabs, es una dicharachera cubana de orígenes guineanos que supo sacar partido al gran legado de su tierra. Con su proyecto pretende promover la belleza africana y el empoderamiento de las mujeres, que tengan un salario digno, impulsar el desarrollo rural, la igualdad y el bienestar de comunidades nativas para evitar la migración.
Se sirven de materia prima orgánica y métodos artesanales, para proteger las técnicas ancestrales que han pasado de generación en generación. Como su producto estrella, el Oro Africano, manteca de karité 100% pura, sin refinar, ecológica y vegana, directa de la sabana y certificada en origen, que fabrican las mujeres con un método de extracción de presión en frío de manera artesanal, para preservar todas sus cualidades. Lo que la manteca de karité puede hacer por la piel, merece párrafos y párrafos de alabanzas y galanterías: regenera, hidrata, nutre, desinflama, protege, calma, ilumina…
Junto al karité, sus otros dos ingredientes estrella son la moringa y el baobab. Black Radiance Facial Cream, contiene los tres tesoros africanos, una crema facial antioxidante todoterreno que impulsa la firmeza, elasticidad y luminosidad natural, además de una protección solar elevada.

Olfacto Luxury, el elogio olfativo a la esencia de África
Olfacto Luxury, recoge en cada uno de sus ecléticos perfumes, el insólito patrimonio africano, muy poco explorado olfativamente. Creaciones artesanales únicas, “intrigas olfativas” como lo define Patrick Amouyé, creador de la marca, a base de materia prima natural, rara y poco utilizada en la industria del perfume, principalmente oriunda del continente africano.
Respetar la materia nativa y sublimarla, es el punto de partida de este sello de autor que captó el interés del público en muestras como Pitti Fragranze. Como la flor Karo Karoundé, presente en el perfume de nombre homónimo. Una de las notas más exóticas e insólitas por su sutil matiz a jazmín, cremoso y sensual, redondeado con clavo y canela. Un jugo complejo y de matiz ambarino que se completa con bálsamo de Tolú y Oud. También el olíbano de Eritrea en Blaspheme o las piñas de Costa de Marfil en Formule Secrète.
Femina Negra intenta rescatar del pasado antiguos ritos, como la ceremonia sensual del Wusulan que practicaban las mujeres de Mali para perfumar su piel. Del mismo modo que Akwa Negra, sensual y voluptuoso, con geranio de Egipto, la flor más relacionada con la simbología femenina.
Liha Beauty, raíces africanas y actitud británica
Liha Okunniwa, cofundadora de Liha Beauty, aprovechó sus raíces africanas para dar vida a una marca de cuidado de la piel de cariz lujoso y moderno. Basada en los principios de la tradición yoruba (nigeriana), según los cuales, hacer aceites embellecedores, jabones y lociones a partir de nueces, cortezas de árboles y plantas que crecían en abundancia, era una habilidad que tradicionalmente aprendían todas las mujeres jóvenes. La manteca de karité y el coco son ingredientes destacados en la mayoría de las fórmulas de Liha Beauty, ambos con beneficios reparadores y ultra nutritivos.
Idan Oil es, posiblemente, uno de sus best seller, un aceite multipropósito para nutrir de pies a cabeza e, incluso, utilizarlo como aceite sólido (solidifica a bajas temperaturas), por su deliciosa fragancia. Idan es la palabra yoruba para “magia”, una combinación de coco prensado en frío infusionado con flor de nardo que aporta un aroma embriagador y sensual que ayuda a aliviar el estrés e impulsa la sensación de calma.
Destacable también el tributo a la reina Idia con Queen Idia Candle, símbolo del empoderamiento femenino y testigo de las antiguas sociedades matriarcales. La vela Queen Idia, está hecha de una mezcla de cera de coco sostenible de combustión limpia con notas de geranio e incienso, lavanda e hibisco que evocan la fragancia del suave musgo africano.

Kyalli Natural Skincare, herencia africana con fitoactivos del mundo
Kyalli, pronunciado “key-ah-lee”, una palabra del idioma hausa del África subsahariana que significa “luminoso”, es una marca de herencia africana que se nutre de los mejores ingredientes naturales provenientes de todo el mundo: Turquía, Egipto, Ghana, Siberia… El ingrediente estrella de Kyalli es la planta Yakuwa, exclusiva de las ciudades del norte del África subsahariana. Charis Udeh, la fundadora de la marca, confesó pasar mucho tiempo en el palacio del sultán del Califato de Sokoto por el trabajo de su padre, con reinas y princesas, y era común verlas usar los aceites y extractos de la planta Yakuwa para aplicación tópica y consumo interno.
El resultado fue que aquellas mujeres, tenían una piel impoluta, radiante, sin rastros de los consabidos efectos de la edad. Un aliciente más que suficiente para desarrollar una completa gama de belleza que satisface los deseos de medio mundo. Versiones modernas de antiguos secretos africanos que hoy son desvelados para el gozo de los mortales. Porque esto es África…
Deja una respuesta