Puede que haya sido por la k-beauty y su doble limpieza por lo que poco a poco hemos aceptado que dedicar más tiempo y mimo a este paso de la rutina de belleza, es esencial para mantener una piel sana y bonita. O ser conscientes de que el exceso de exfoliaciones y limpiadores agresivos que nos dejaban la piel lisa y suave en un principio, son los que se han cargado el manto protector de nuestra piel y ahora necesitamos reponerlo. O puede que, simplemente, hayan sido las predicciones de tendencias las que han situado a los limpiadores en el pódium de productos esenciales del neceser, la cuestión es que cada vez hay lanzamientos más interesantes que además de efectividad, nos proporcionan sensorialidad y la oportunidad de conectar con nuestra propia epidermis en un proceso que casi se podría definir como una liturgia de purificación que va más allá de la piel.

Leches, jabones y tónicos ya los conocíamos, pero los que han irrumpido de una forma más polémica en el elenco de opciones son los aceites limpiadores, una de las tendencias más fuertes de 2018. Por cierto, nada nuevo del siglo XXI, la limpieza con aceite se popularizó en Japón en la década de los 60 gracias a Shu Uemura. ¿Limpiadores en aceite para retirar la grasa? La gran paradoja de la belleza… Nos ha costado entenderlo, pero según vamos conociendo y experimentando las bondades de las texturas en aceite, las aceptamos mejor, como al yerno con greñas y piercings pero de buen corazón.
Y todo por una razón: “Las células que forman el estrato córneo se disponen de forma esquemática y se unen entre sí mediante una mezcla de tipo lipídico. Por un lado, realizan una función de barrera frente a agentes externos y, por otro, protegen la piel de una excesiva evaporación de agua. Un equilibrio lipídico mantiene la piel sana, elástica y visiblemente más bonita”, explica Eva Raya, una de las artífices de Alice in Beautyland (por cierto, su Cleanse Me es digna de probar). Y continúa: “Por su naturaleza, los aceites son unos agentes limpiadores maravillosos para la piel, ya que arrastran la suciedad, el maquillaje e impurezas de forma efectiva y respetuosa, a la vez que restauran la capa más superficial de la epidermis”. Sí queridos, el aceite atrapa la suciedad y las partículas de polución que se quedan atrapadas en la superficie, limpieza más profunda y más segura, ya que no se lleva por delante la capa protectora de la piel.

Chanel acaba de renovar su línea Les Démaquillants para adaptarse a todas las necesidades y gustos y hacer de esta rutina de belleza esencial, un ritual placentero. Los activos clave de todos los productos de la gama son la micro alga azul (purifica y detoxifica) y el extracto de salicor (fortalece la barrera cutánea y respeta su pH natural). La versión en aceite son L’Huile (40 €) que en contacto con el agua se transforma en un velo cremoso, y Le Lait Douceur d’Huile (40 €), una leche que se transforma en aceite y es implacable contra los restos de polución. Estas dos versiones están pensadas para ser utilizadas con agua al igual que La Mousse, una espuma untuosa, pero para los detractores del uso del líquido elemento están Le Lait (40 €) de textura cremosa y confortable, y Le Lait Fraîcheur d’Eau (40 €), leche en agua que se transforma en un fluido fresco geloide y se retira simplemente con un algodón.
¿Qué es más efectivo? ¿Utilizar o no utilizar agua corriente para retirar los productos limpiadores? Esta es la gran interrogante… Además de ser una cuestión de gustos (hay quien si no utiliza agua, no se siente limpio), los especialistas tienen opiniones divididas, como la experta Cristina Galmiche, perita en esto de limpiar eficazmente la piel y oxigenarla para controlar brotes de acné y otras imperfecciones, quien prescinde radicalmente del agua corriente para retirar los productos porque elementos presentes como la cal o el cloro, se llevan por delante la barrera de protección natural de la piel volviéndola más vulnerable. Cristina retira la leche con un tissue y remata la faena con una loción tónica que hace las veces de agua enriquecida para completar el proceso de limpieza y equilibrar el pH.

Por ello, inspirado en el ritual que desarrolla en cabina, ha formulado la limpieza trifase para realizar en casa: Leche Limpiadora (16,45 €), Loción Calmante (15,15 €) y Loción Equilibrante (29,50 €). “Cuando decidí renovar el ritual de limpieza tenía muy claro lo que quería: no utilizar agua corriente, ni sustancias comedogénicas, perfumes sintéticos y alcohol. Quería productos con activos que respetasen y potenciasen la defensa natural de la piel como el germen de trigo que atrapa impurezas oleosolubles (proteínas y lípidos), hamamelis, agua de rosas y glicerina, para mantener la humedad natural de la piel, bardana para eliminar impurezas o vinagre de Quassia para balancear el pH y regular el exceso de grasa”, explica Galmiche.
Aquí entramos en otro gran debate de la belleza, ¿son los tónicos realmente necesarios para rematar el ritual de limpieza? Opiniones para todos los gustos, desde dermatólogos que opinan que son agresivos para la estructura de la piel hasta editores de belleza y expertos que defienden a ultranza su misión. Claro está, hay tónicos y tónicos… Antiguamente eran lociones astringentes que ayudaban a cerrar el poro y quizás resultasen un tanto agresivas para la delicada tez, pero hoy en día la variedad es infinita y están formulados con activos que nutren la piel, no la desprotegen, como el ácido hialurónico, el aloe vera, los polisacáridos o los péptidos (incluso los probióticos los de última generación). Lo más importante: que no contenga alcohol para evitar la deshidratación y que la piel se reseque en exceso (pieles grasas incluidas si no se quiere provocar un efecto rebote que multiplique la producción de sebo).

Los tónicos también pueden calmar la piel, mantenerla jugosa e hidratada y proporcionar cierta protección antioxidante y anti-irritante. Su función básica es la de restaurar el pH natural de la piel (manto ácido) que un jabón alcalino o un limpiador agresivo destruye, si no lo usáramos, la piel quedaría desprotegida. También se le atribuye la acción de rematar una fase de la rutina de belleza para potenciar los efectos de la siguiente, digamos que sería la antesala de la nutrición perfecta. De todos los consejos de belleza que me ha regalado mi madre hay uno fundamental: “usa una leche limpiadora suave y nunca la retires con agua, sino con un algodón empapado en tónico”. Ese ha sido su ritual durante toda su vida, y la piel de mi madre, es la envidia de la comarca…
En definitiva, ¿son necesarios? Depende de la clase de limpiador que se use, del tipo de ritual de limpieza elegido y de los componentes del tónico. Una loción puede considerarse lo que el marketing está acuñando como “pre-serum”, resumiendo, ese paso a medio camino entre la purificación y la nutrición. La nueva Loción Esencia de Guerlain (125,10 €) está formulada con su exquisito complejo de orquídea imperial, esta agua esencial de orquídea también contiene ácido hialurónico de bajo peso molecular (hidrata a más profundidad y estimula el proceso natural de hidratación de la piel), y un nuevo complejo: Cell Respiration, que actúa contra la hipoxia o falta de oxígeno celular (las micro partículas de contaminación son muy finas y asfixian la piel). Este activo permite que la epidermis restablezca sus niveles óptimos de energía estimulando su capacidad natural de regeneración. Esta loción además no está diseñada para ser aplicada con algodón, sino con las yemas de los dedos a toques para estimular la circulación sanguínea y optimizar la absorción de los activos.
Podríamos seguir con las toallitas limpiadoras, las aguas micelares o los exfoliantes, pero esto es harina de otro costal…
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