Puede que todos tengamos cierto #overdose de inspiración unicornio y sirena, esa interpretación del arcoíris más onírico y chispeante que hace avivar la nostalgia a las coetáneas de My Little Pony. Pero parece que vamos a tener opalescencia para rato… Eso sí, más moldeada, pulida, porque la industria quiere que sigamos brillando como refulgentes estrellas del espacio sideral.
Quién sabe, puede que todo comenzase con el strobing, ese puntapié al contorneado con pigmentos mate que daban un volumen óptico al rostro pero nada de vida y jugosidad. Los iluminadores surgieron como point of interest de la paleta de maquillaje. Una pincelada en el arco de la ceja, otra en el de cupido, una pizca en los pómulos… y la tridimensionalidad estaba asegurada. De pronto, nos vimos salpicados de purpurinas (el pigmento estrella de este año), iridiscencias y acabados metalizados. Un boom centelleante se apoderó de nosotros casi sin darnos cuenta.
El efecto holográfico se estaba imponiendo, su destello tornasolado nos hechizaba y fascinaba a partes iguales, esa metamorfosis de color según incidía la luz, como unos tall boys hinchables que se menean hipnotizantes al ritmo del viento, nos hacía sentirnos como Jadis, la bruja blanca de las crónicas de Narnia. La paleta Alchemist Holographic de Kat von D causó sensación y voló del stock de Sephora en menos que canta un gallo. La cosa funcionaba… Y marcas como M·A·C o Urban Decay (entre otras muchas) hicieron lo propio para dar en el gusto a sus fieles clientas. Holographic Disco Stick de Urban Decay (26 €) es perfecto para llevarlo contigo a cualquier sitio por su formato pocket y fácil aplicación. El tono equivalente para labios es el Gloss Hi-Fi Shine de efecto holográfico (19,90 €) con matices malvas iridiscentes.
M·A·C Cosmetics acaba de lanzar la colección Supreme Beam para perpetuar el halo celestial. A destacar Iridescent Powder Loose tono Silver Dusk (30 € plata rosado con un acabado perlado intenso); Hyper Real Foundation tono Violet FX (29,50 €), un iluminador fluido de textura ligera que aporta un efecto perlado. Y es que el glow sigue siendo el protagonista. Y ya no solo conseguirlo de forma ficticia a través del maquillaje, sino hacer que brote del interior con fórmulas cosméticas que revelen la luminosidad.

Ejemplos hay un centenar, pero sirvan como buenos representantes del movimiento Get Up & Glow Radiance Energy Booster de Oskia, un serum revitalizante iluminador a base de 12 activos clave, como el MSM (azufre orgánico, el “mineral de la belleza” según le llaman por su capacidad para activar la producción de colágeno, aumentar la microcirculación y disminuir la congestión). El último en llegar es Prism Exfoliating Glow Potion de Herbivore Botanicals, una poción exfoliante a base de ácidos naturales derivados de frutas, aceite de Kakadu (potencia la luminosidad), aloe e hidrolato de rosa para calmar y alcanzar el radiante glow tan perseguido.
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