Llega la era del “llenos de, libres de”. Por eso, ya en la actividades cotidianas, encontramos productos como el champú sin sulfatos. La realidad va más allá, llenos de materia prima natural (activa, fresca, orgánica certificada y vegana, si no es molestia); libres de todo atisbo de toxicidad. ¡Guerra química! Primero fue la contienda contra los parabenos, más tarde algunas pancartas se alzaron en contra de los ftalatos (sustancia química que se añade a los plásticos para dotarlos de flexibilidad, como los esmaltes de uñas, potencialmente disruptores hormonales), pero la batalla contra los sulfatos, uno de los ingredientes más controvertidos que se agrega como agente espumante a productos de higiene personal (potencialmente tóxicos), está más candente que nunca.
No es solo una cuestión de tendencias (dejemos de echar la culpa a los millennials), sino una mayor concienciación por nuestra salud y la del planeta lo que está impulsando este activismo desmedido por cosas bien hechas. A fuego lento, de km 0, recicladas y reciclables. Gracias. Una de las que más buzzing está causando es el champú sin sulfatos: ¿es una simple moda o cuestión de fondo? La razón es que, al parecer, el uso diario o habitual de champús cotidianos (esos que hemos estado utilizando toda la vida), están resultando ser demasiado agresivos para nuestros cueros cabelludos maltrechos (que ya vienen fatigados por altos niveles de estrés, mala alimentación o deficiente asimilación de nutrientes, por poner unos pocos ejemplos), dicen que por los detergentes demasiado potentes que contienen, como los tensioactivos sulfatados, incluido el popular lauril-sulfato de sodio.
Una de las primeras señales de alarma indicadora de que la cosa se está yendo de madre es la picazón, el síntoma más común de sensibilidad del cuero cabelludo, ya que los sulfatos destruyen los lípidos naturales que la piel genera de forma natural para protegerse. De ahí que el champú sin sulfatos haya subido como la espuma, nunca mejor dicho. ¿Cuál elegir? Pues hoy tenemos un variado surtido de ejemplares en el mercado, pero una opción interesante es Typology, una atractiva marca, 100% francesa, que nació con la misión de desmitificar la industria de la belleza. La idea fue de Ning Li y un grupo de expertos que decidieron gestar productos saludables a precios razonables para cambiar radicalmente los códigos vetustos de la industria, volviendo a lo básico, a lo raw que está tan de moda, con un modelo de negocio en línea, renunciando a intermediarios, lo que les permite contener los precios sin prescindir de la calidad.
Lo interesante de los dúos de Typology es que plantean una cosmética activa, fresca, casi de alquimista con esa idea de crear tus propias mezclas activando la base con el concentrado de aceites esenciales que multiplican su acción terapéutica. Typology cambia los sulfatos por tensioactivos de origen natural que siguen regalándonos el gozoso acto de enjabonarnos a tutiplén, pero ofreciendo alta tolerabilidad y respeto para la piel. Lavar y disfrutar, pero sin dañar, esa es la clave. Interesante Shampoing Apaisant Activé à L’huile Essentielle de Lavandin, una base de champú sin sulfatos, un 94% de origen natural, sin sulfatos ni siliconas, a base de hidrolato de azahar (astringente y calmante) y proteína de trigo (proporciona un efecto antiestático al cabello) que se activa con un concentrado calmante a base de aceite esencial de lavandín súper al 3.8%, alabado por sus propiedades antiinflamatorias, ayuda a calmar el cuero cabelludo, y su acción relajante y anti-picazón, minimiza las molestias capilares.
Igualmente interesante su Routine Cheveux pour Cuir Chevelu Irrité, que propone el mismo dúo apaisante pero combinado con uno de sus productos Raw (crudo, en bruto), en este caso, el jugo de Aloe Barbadensis orgánico , mejorado con fermento filtrado de raíz de rábano para mantener la fórmula libre de bacterias, que calma, hidrata y regenera porque estimula la producción de colágeno. Se propone como mascarilla puntual para calmar y humectar el cuero cabelludo, al menos una vez por semana.
Pero ¡ojo!, no todo el campo es orégano… Datos a tener en cuenta a la hora de iniciarse en la rutina del lavado con champú sin sulfatos: acostumbrados a los tensioactivos sulfatados, los cueros cabelludos que son liberados de ellos, producirán un exceso de sebo para protegerse. Es la transición, no pienses que no funciona o no es un producto para ti. En el equilibrio está la clave, cuando el cuero cabelludo recobre su armonía (en unas 2-4 semanas), todo volverá a la normalidad, no tires la toalla, tu piel y el medio ambiente, te lo agradecerán.
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