«Baby, I’m from New York!
Concrete jungle where dreams are made of
There’s nothing you can’t do
Now you’re in New York!
These streets will make you feel brand new
Big lights will inspire you
Hear it for New York!»

Esta estrofa de Alicia Keys sintetiza a la perfección lo que transmite esta mágica ciudad. El ruido es muy alto y hay sirenas por todas partes. Las calles huelen a curry, a hot-dog y a impávido metal. No dejas de elevar la mirada para grabar una vez más en la retina la majestuosidad de sus edificios, de lidiar con el frenético ir y venir de sus gentes, de esbozar, una vez más, la enésima sonrisa que produce observar su skyline…
No hay nada que no puedas conseguir en esta jungla de asfalto, y para mí, volver siempre supone un revulsivo porque llego con mucha información, con cosas nuevas, marcas y tiendas desconocidas o productos que probar. Las posibilidades de esa gran ciudad, son insondables… Ulta Beauty, Ricky’s o Bergdorf Goodman están bien… Pero a mí me gusta más perderme entre cosas pequeñas, nuevas marcas curiosas, con algo nuevo que contar.

Hasta ahora mi ruta se centraba en Cap Beauty y Credo (por cierto, esta última, interesante por su cabina de faciales con Tata Harper), siempre en primera posición de mi lista de rastreo, pero ahora el mapa ha ensanchado. Este año he descubierto Enfleurage, que si eres amante de los aceites esenciales puros, este es tu sitio. Es lo que le pasa a Nueva York, si hay una tienda de botones, encontrarás todos los botones del mundo, de todo tamaño y cualquier color. Enfleurage tenía un expositor repleto de buenos destilados. Mi colección ya es extensa pero cayeron el de Davana (muy apreciado por los perfumistas por su aroma) y Mugwort (dicen que intensifica los sueños…), pero allí descubrí un incienso negro que me nubló los sentidos…

También descubrí Onda Beauty, en su espacio de Tribeca tienen una escueta pero curada selección de marcas y productos como Tammy Fender, True Botanicals o Joanna Vargas (en su web encontrarás a la venta muchos más), pero lo interesante de Onda Beauty es su cabina de faciales donde te podrás encontrar con las propias creadoras de algunas de sus marcas, como Angela Caglia, una de las facialistas más reputadas de Los Ángeles (la llaman Hollywood Glow Girl y en su skin spa de Bel Air, te podrás encontrar a Helena Christensen, Sting o Hilary Duff). En la semana que yo estuve estaba como “facialista residente” la mítica Tammy Fender, intenté por todos los medios ponerme en sus manos pero la lista de espera había comenzado incluso meses antes de llegar yo a la gran manzana… Otra vez será.
Otro interesante destino es Follain, es absurda la sonrisilla que se me pone en los labios cada vez que la pronuncio. Bendito español… Aquí podrás encontrar míticas como Kari Gran, Josh Rosebrook o La Bella Figura, pero también Hannes Dóttir (uno de mis fascinantes últimos descubrimientos) o French Girl Organics, una marca muy milénica que se ha puesto de moda por su Lumiere Body Oil.

Hay otro espacio que nunca me pierdo y es The Alchemist’s Kitchen, la primera vez que fui descubrí la belleza en vena más auténtica y este año los aceites y cosméticos a base de cannabis, uno de los ingredientes de moda en la industria de la belleza, pero también podrás encontrar una cuidada selección de marcas como Anima Mundi Herbals (me declaro absoluta fan de sus complementos nutricionales y elixires herbales, su Curam Elixir es la mejor mezcla con cúrcuma que jamás haya probado), La Abeja Herbs o Sun Potion, curiosas esencias florales y tónicos curativos para el despertar espiritual, equilibrar los chakras o elevar tu conciencia…
Su punto místico puede que hagas tacharla de tu lista por parecer demasiado contemplativa, pero es muy recomendable darle una oportunidad, entrar y pedirte algún tónico herbal en su Botanic Dispensary, darte una sauna de infrarrojos (purifica, relaja y estimula el sistema inmune) o una sesión de crioterapia, sentarte y leer alguno de sus múltiples libros, pero también curiosear y quedarte con la selección de marcas que exhiben porque muy probablemente sean las que estén marcando el pulso de lo último en belleza y bienestar.

Otro de mis destinos ineludibles es ABC Carpet & Home. Aquí siempre compro Amla Collagen Cream de Pratima Skincare, una gurú ayurveda a la que tuve el placer de entrevistar en mi época en Harper’s Bazaar y que fascinó desde el minuto 0 (por cierto, Pratima tiene su spa en el Soho, 110 de Greene St., un lugar ineludible para los amantes de los rituales ayurvédicos). Me encanta curiosear entre los rincones de este más que cuidado y estudiado espacio. Este año los cuarzos, el palo santo y el smudge (salvia que se quema para purificar las estancias) eran las estrellas de las vitrinas. Pero no solo aquí, sino en cualquier tienda o espacio que se preciasen de estar a la última…

A mí me gustaron los de Catherine Rising, esos ramilletes de salvia decorados con coloridos pétalos de flores envueltos con cordón de algodón vintage y expuestos sobre telares bordados, tenían un punto indígena que me hizo recordar los rituales de los Qeros o los mayas. En Chelsea Market descubrí otro palo santo, el de Skeem Design, con sus tapones de corcho serigrafiados con motivos tribales y ese envase de vidrio sin más, a medio camino entre la modernidad y la tradición, lo hacían muy atractivo.
Me faltaron Smith & Brit, Catbird en Brooklyn y Knockout Beauty, destinos que sondearé, a dios pongo por testigo, pero eso será tema para otro post…
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