NOMBRE: Arizona
MARCA: Proenza Schouler
PRECIO: 138 €, 90 ml.
A LA VENTA A PARTIR DE: Marzo de 2018
NOTAS OLFATIVAS: acorde de Orris, flor blanca de cactus Antorcha Peruana o Echinopsis Peruviana, absolutos de jazmín y azahar, almizcle y cachemir.
CATEGORÍA: Perfume femenino floral-blanco almizclado.
Tener en las manos el primer proyecto olfativo de Proenza Schouler casi me hizo entonar el Hallelujah de Leonard Cohen… Hace algún tiempo ya que escuché la noticia, pero se resistía a hacerse realidad. Era uno de los esperados. Siempre me gustó esta firma de moda y ahora no puedo dejar de pensar en esos pendientes de obsidiana en bruto de su actual catálogo… El primer estallido de Arizona en la piel es como un lametazo dulce pero picante, nada empalagoso. A pesar de las reviews que he leído en otros medios que la califican como una fragancia ligera y nada dulce, no estoy de acuerdo. De hecho su salida es moderadamente intensa y sutilmente azucarada. Nunca he sentido atracción por los aromas dulzones, por tanto, mi nariz retrocedió un instante. Sin embargo, tiene una evolución instantánea que parece decirte ¡eh, no te vayas todavía!, y ahí empiezan a brotar los acordes florales.
Contiene absoluto de jazmín, uno de mis acordes preferidos, aunque en este caso queda muy diluido en la mezcla. Y otra flor nocturna novedosa en perfumería: la flor de la Antorcha Peruana o Echinopsis Peruviana, un tipo de cactus cultivado ya por los Incas en el 900 a.C. y reservado su consumo a los chamanes como bebida sagrada. El motivo es su 0,5% de mescalina, una sustancia psicoactiva que provoca alucinaciones visuales y estados alterados de conciencia. Lo peculiar de esta flor del desierto es que solo florece una vez al año y su hipnótico aroma, que solo se percibe de noche, no se podía capturar. Todo un reto para la industria del perfume. El proceso ha sido posible gracias a Living Flower Technology, una interesante tecnología patentada por IFF (International Flavors & Fragrances) que permite capturar toda la frescura y matices de una flor fresca sin dañar su entorno, produciendo moléculas exactas a las naturales.
La parte floral, el corazón de la fragancia, es predominante y absolutamente presente en toda la evolución del perfume. Pero es cierto que en su línea de caída y cuando resurgen las notas de fondo (acorde de orris y almizcle) el punto lácteo, cremoso, se hace en cierto modo adictivo. Soy amante de la cremosidad del sándalo, por tanto siento debilidad por los acordes lechosos, se funden con la piel y son muy sensuales al olfato. Si cierro los ojos siento a Arizona como una mujer con M capital. Con blusa de seda ligeramente desabrochada, melena ondulada en vaivén con el viento y caderas en paréntesis perpetuo. Aunque sus artífices, Jack McCollough y Lazaro Hernandez, el duo que conforma Proenza Schouler, pretenden hacernos sentir con sus notas aromáticas el misticismo del desierto de Sonora y la libertad que transmite el extremo oeste americano. Como si fuera la esencia embotellada de un día en el desierto. Soleado, espiritual, profundo, emocional. Al fin y al cabo, Arizona, es un estado de ánimo.
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