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La bañera se ha convertido en el objeto más fotografiado de los últimos tiempos. Con pétalos de flores, hierbas sagradas, cuarzos, sales y aceites espirituales. Hay mil recetas (y razones) para hacer de este gesto toda una liturgia.
Quien haga un pequeño escrutinio de los últimos lanzamientos en belleza, por poco que se afane, detectará un auge de productos que rescatan del pasado el ritual del baño, una tendencia que empezó a burbujear a finales de 2015 en EE.UU. gracias a la creatividad de pequeñas marcas independientes que recuperaron recetas artesanales para despertar el new age en belleza. Y no fue una broma. En 2017 Google eligió el ritual del baño como una de las cuatro tendencias clave en belleza, según los términos de búsqueda más populares a nivel mundial.
Cuando el mundo se convierte en un caos, tendemos a la introspección, dicen los expertos. Buscamos vías de escape que nos arrullen el alma. Puede que esta sea la justificación del auge del misticismo en belleza (y otras industrias), la fuente de inspiración para formular nuevos productos ya no se hospeda en la ciencia, sino en el tarot, las gemas o el influjo de las fases de la luna, y el baño, es el mejor recipiente en el que proyectar nuestros anhelos de espiritualidad. En una ocasión ojeé el libro de Rosita Arvigo (sanadora tradicional maya) “Spiritual Bathing: Healing Rituals and Traditions from around the world” (2003, Celestial Arts, descatalogado), un completo ejemplar sobre cómo se ha aprovechado el poder sanador del agua en todas las culturas, desde los rituales de inmersión del Torah, los ritos de luna nueva sumerios, los baños sagrados mayas, aztecas e incas o la purificación musulmana y japonesa. A lo largo de la historia, el agua ha estado ligada a la sanación y a los dioses, para restaurar y rejuvenecer cuerpo y alma. No hay tradición más liberadora para los tiempos que corren…
Sin embargo, considerar el ritual del baño una simple liturgia sagrada es quedarse corto. La ciencia corrobora su acción terapéutica para tratar cuadros de estrés, insomnio o depresión, según la Dra. Arvigo. ¿El ritual del baño una terapia sanadora con respaldo científico? Eso parece… Y las razones son obvias: el calor del agua dilata los poros haciendo que penetren con más facilidad las sustancias que se han echado al agua (plantas, aceites, sales…), así como los vasos sanguíneos (fluidifica la sangre), favorece la transpiración por tanto tiene un efecto detoxificante, y relaja músculos y articulaciones. Que sea más relajante, placentero o sanador, ya dependerá de lo que flote en el agua…
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Lola’s Aphotecary ha hecho una interpretación moderna del ancestral baño de leche de Cleopatra con Queen of Roses Bath Milk (70 €), una receta artesanal elaborada a mano en pequeños lotes con pétalos de rosa, suero de leche y mantecas de cacao y karité. Pero hay opciones más terapéuticas. LL’s Magnetic Clay Baths y Pursoma, más populares en EE.UU., han hecho viral lo que se denomina “Digital Wellness”, una cura que intenta aliviar los efectos secundarios que provoca estar permanentemente conectados a la tecnología, radiación de teléfonos móviles y otros dispositivos inalámbricos. En su formulación encontramos ingredientes como las arcillas (eliminan impurezas y toxinas a través de la piel y alcalinizan el organismo) y las sales (suponen un importante suministro de minerales y reponen los electrolitos del cuerpo).
La versión de Pursoma se denomina Digital Detox Bath, con arcilla verde francesa (también llamada Montmorillonita) y sal marina celta sin refinar que actúan como un imán succionando material tóxico además de aportar una buena dosis de minerales. Sin embargo, las versiones de LL’s Magnetic Clay Baths me parecen más interesantes porque además de las arcillas (en este caso utilizan Bentonita, penetra a más profundidad y tiene una potente acción desintoxicante además de ser antibacteriana), incorporan a la fórmula extractos de hierbas (albahaca, romero, tomillo…), algas (fucus, chlorella…), cúrcuma (potente antioxidante y antiinflamatorio) que actúan barriendo sin ningún tipo de piedad no solo toxinas, sino metales pesados como aluminio, mercurio, cadmio, cromo…, contaminantes ambientales y otras sustancias nocivas que provocan infinidad de dolencias.
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Pero la sensorialidad también cuenta. Una de las versiones más hedonistas es la de Bath Brew de la firma de diseño australiana Addition Studio (11,47 €). Su novedoso formato (bolsita de té) es muy práctico para transportarlo. Su fórmula está pensada para calmar, suavizar la piel y estimular los sentidos: leche de cabra, manteca de cacao y aceite esencial de lavanda. Pero además incorpora sales de Epsom, otro ingrediente “héroe” en el ritual del baño porque supone un interesante aporte de Magnesio, mineral esencial donde los haya implicado en un sinfín de funciones del organismo. Es la sal esencial después de una sesión de entrenamiento, relaja los músculos y evita las temidas agujetas; calma el sistema nervioso (eficaz contra el insomnio); modula estados de ánimo porque produce triptófano, un aminoácido, neurotransmisor de la serotonina; y disminuye la presión arterial. Ojo, cualquier baño de efecto detox no debe durar más de 15 minutos para evitar que las toxinas que han salido del cuerpo vuelvan a reabsorberse…
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Me confieso absoluta fan de los rituales de baño. Es lo primero que hago cuando llego a la habitación de un hotel (siempre que tenga bañera…). Es el momento más liberador e íntimo después de largos viajes, de densas presentaciones de prensa o agendas frenéticas. Siempre llevo conmigo un frasquito pequeño de alguna mezcla de aceites esenciales 100% puros de buena calidad (piensa que llegan a tu torrente sanguíneo…), ahora estoy usando Sweet Dreams de Shigeta (33 €). Me cuesta mucho relajarme en las habitaciones de hotel y conciliar el sueño, así que un reconfortante baño con esta mezcla de mejorana, lavanda y naranja ayuda mucho. Me he afanado en buscar los productos más interesantes para enriquecer este completo gesto de belleza a lo largo del globo, por eso quiero compartir con vosotros todos mis hallazgos con una receta de baño cada semana que espero disfrutéis tanto como yo descubriéndolas… Carpe diem.
Si quieres descubrir interesantes recetas de baño, te recomiendo este libro: “The Book of Sacred Baths. 52 Bathing Rituals to revitalize your spirit”, de Paulette Kouffman Sherman.
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