El perfume es esa pequeña extensión de nosotros mismos que deja un impacto duradero en las personas con las que interactuamos, declaró en una ocasión la influencer de fragancias Funmi Monet. Ese pequeño impacto inmortal que despertará la memoria olfativa al mínimo hilillo de aroma que roce nuestras fosas nasales. Porque asociamos olores y personas o momentos inevitablemente. No es magia, es ciencia. Y, según los expertos, elegir un perfume que nos identifique es un acto con un propósito (incluso inconsciente) muy claro.
¿Qué buscamos en un perfume? “Llevamos tiempo escuchando al mercado quejarse de que los perfumes o no proyectan, no duran o no son suficientemente sexis”, comenta Juan López Becerril, apasionado de los perfumes, fundador de la startup española Huéleme Mucho, una plataforma de análisis y formación sobre fragancias nicho, consultoría olfativa con tienda online asociada, Nefertum Parfums.
Y no le falta razón. En Beauty Matters, uno de los post más leídos y buscados por el lector es “Instinto básico, el perfume del deseo”. Una disquisición sobre las notas olfativas de la atracción que concluía con un planteamiento premonitorio: ¿se podrá reproducir la atracción en un laboratorio? Puede que esta posibilidad fuese lo que movió al fundador de Huéleme Mucho a indagar sobre la cuestión, practicar con los misterios de la alquimia y así gestar Xponential Boost, una curiosa y pionera línea de ‘exponenciadores’ de perfumes que nos pone en bandeja la posibilidad de fijar, potenciar y prolongar el aroma de cualquier perfume. Veamos.

Alinear propósito y olor, una estrategia muy rentable
“Partimos de la idea de que la elección de un perfume se basa en la intención de su usuario, por lo que olor y propósito deben ir siempre de la mano. Es un concepto que no se había medido nunca en toda su dimensión y que decidimos ratificar mediante un análisis creativo de mercado”, aclara Juan. Un análisis que le llevó a experimentar con notas (secretas) que permitieran dar en el gusto al consumidor de fragancias que, a pesar de bucear en un mercado más que saturado, nunca llegaba a encontrar ese elixir que reuniera todas las cualidades más apreciadas de un perfume.
A saber: que se fije bien en la piel y no se esfume al instante cesando la estela de su enclenque sillage. Que sean longevos, la durabilidad es el valor más preciado en un perfume, que no nos abandone a la primera de cambio. Que nos haga sentirnos sexis. No lo neguemos. De forma consciente, a veces inconsciente, buscamos epatar. Necesitamos dejar esa impronta fragante que nos defina y con la que nos recuerden, por mucho que seamos de aromas cítricos y livianos, ¿quién dijo que el azahar no era sexy?
Xponential Boost pretende dar respuesta a los tres elementos clave a la hora de elegir un perfume. Tres productos que aseguran fijación, longevidad y seducción si los mezclamos con nuestros perfumes preferidos. El más innovador de la colección es Xponential Time Boost, un potenciador en crema que logra prolongar la fijación de cualquier perfume sin alterar su aroma. Tan solo hay que aplicarlo en los puntos de pulsión o donde se suela aplicar la fragancia para experimentar un mayor afianzamiento. Perfecto para fragancias livianas, cítricas, limpias, que tienen una salida efervescente y sensorial, pero se apagan al poco tiempo.
Xponential Day Boost, de base alcohólica e inodoro, es el sueño de todo amante de los perfumes que suplica a sus elixires favoritos que duren más y más. Fija las fragancias y les concede una robustez y proyección superiores. Un potenciador del longlasting que crea adicción por su facilidad de uso y esa capacidad de perpetuar el olor.
Por último, Xponential Night Boost, de base alcohólica pero, en este caso, con un aroma muy característico que a mí me retrotrae a muchas de las clásicas fragancias niche. Si lo que buscas es “sexualizar” tu perfume preferido, este es tu potenciador. Y no hablamos de feromonas. Nos referimos a esas notas ocultas, misteriosas, ardientes, que transforman el bouquet haciéndolo más intenso. Pero ¡ojo!, este exponenciador sí alterará el olor original de la fragancia, añadiéndole ese punto tórrido, para no pasar desapercibidos.

¡El mouillette no engaña!
Cuando la gama Xponential Boost llegó a mis manos, como una obsesa del Quimicefa, me puse a experimentar. Comencé con Xponential Boost Night (el ‘sexualizador’) y Othoniel Rosa de Diptyque. Un eau de toilette que homenajea la obra original de Jean-Michel Othoniel, una rosa aderezada con el matiz picante y amaderado del vetiver. El resultado me hizo exclamar un ¡Oh! A pesar de que Xponential Boost Night tiene un aroma muy marcado, no alteró demasiado la composición original de Othoniel Rosa, sin embargo, hizo el matiz floral mucho más presente. Menos inocente.
Probé Xponential Day Boost (el prolongador) con Synthetic Jungle de Frédéric Malle, un chipre verde brillante y exuberante a base de albahaca y gálbano que, a pesar de que ya mantiene la longevidad con bastante elegancia, quería comprobar si su destello herbáceo podía durar más tiempo. Algo que, solo con pensarlo, ya me erizaba el vello. El resultado fue positivo. Sin variar el aroma de la fragancia, Xponential Day Boost logró que el perfume se prolongara un poco más.
Pero también quise ver resultados con perfumes prestige y mainstream, fuera del circuito niche y sus complejas composiciones. Curiosamente, son los que dieron mejores resultados. En este caso, con Xponential Boost Night. Una prueba fue con el perfume masculino For Him Bleu Noir de Narciso Rodriguez, un eau de toilette almizclado especiado que ganó en empaque e intención. Realzó su estela ya de por sí adictiva haciéndola más perturbadora. Convirtiendo el eau de toilette casi en un eau de parfum.
Y con This is Us! de Zadig & Voltaire, un unisex con vainilla, cashmeran y sándalo, notas de por sí bastante tórridas y sensuales. Xponential Boost Night se comportó de la misma manera, haciendo del Eau de Toilette un Eau de Parfum, realzando la cremosidad cálida y seductora de sus notas principales, pero añadiendo un punto de refuerzo de base, ensalzando la cualidad amaderada del sándalo y el cashmeran, y la lechosidad de la vainilla. Un ¡Hmmm! En toda regla.
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